United World Project

Watch

El valor de elegir el cuidado y no la guerra

 
1 abril 2022   |   , ,
 
Foto de Алесь Усцінаў en Pexels

¿Cuándo contaminan las guerras? ¿Cuáles son las consecuencias de los conflictos sobre la flora y la fauna en un país? Hemos hablado con el doctor Augustine Doronila, experto en EcoQuímica, que colabora con la facultad de química de la universidad de Melbourne.

Doctor Doronila, la guerra es dañina para la humanidad, no solo porque destruye vidas humanas, ciudades, el patrimonio artístico y cultural de un país, sino también por las consecuencias que produce en el ambiente, en la naturaleza, la flora y la fauna del territorio.

Hoy, con la emergencia climática que estamos viviendo, no podemos permitírnoslo más, porque significaría anular los esfuerzos que una parte de la humanidad está haciendo para cuidar el planeta. ¿Cómo afecta la guerra el cambio climático?

Esta es una pregunta muy importante hoy, creo que es claro para todos que los conflictos hoy día tienen un impacto significativo sobre el ambiente.

Con la guerra de Ucrania, toda una serie de armas letales están golpeando la población y el ambiente. Cada día llegan imágenes de ciudades sitiadas en llamas, de paisajes y vías fluviales deformadas. Un escenario terrible, que ya se ha verificado en muchas otras partes del mundo. Desafortunadamente en este momento existen más de 40 guerras y conflictos en todo el mundo[1].

Durante los conflictos, los científicos somos incapaces de encontrar datos precisos sobre la pérdida de biodiversidad, flora y fauna, o sobre la alteración de las funciones de los ecosistemas; pero no es difícil intuir que la guerra libera considerables cantidades de gases de efecto invernadero, que son la causa del cambio climático. Además, las áreas afectadas por la guerra y sus alrededores sufren una significativa contaminación de compuestos tóxicos y probablemente reactivos.

¿Podría darnos algunos ejemplos de lo que ha sucedido en anteriores conflictos, que los científicos han logrado efectivamente verificar?

Le doy una serie de ejemplos que demuestran claramente el impacto de los conflictos armados en nuestros frágiles ecosistemas. Un ejemplo reciente ampliamente documentado ha sido el resecamiento de los pantanos mesopotámicos durante la guerra del Golfo entre Irán e Irak en 1991 y después. Esa operación fue definida por Naciones Unidas, “una terrible catástrofe humana y ambiental”, comparable a la deforestación de la Amazonía, y por otros observadores como uno de los desastres ambientales más graves del siglo XX[2].

Durante la guerra civil en Ruanda, entre 1990 y 1994, alrededor de 700.000 personas se instalaron en campamentos ubicados en las proximidades del Parque Nacional Virunga. El parque alberga una especie en peligro de extinción. Los gorilas de las montañas además están los chimpancés, elefantes y otras megafaunas. Para dar espacio a los campamentos, grandes áreas de bosque fueron arrasadas hasta los cimientos. Durante el genocidio, muchas estructuras fueron destruidas, y la reconstrucción, luego produjo efectos nocivos para el ambiente. Algunas áreas fueros deforestadas, causando la erosión del suelo[3]. Luego, así como en Ucrania hoy, se utilizaron armas de alta potencia durante y también después del conflicto. Con aquellas armas, en el 2006, los rebeldes Mai Mai de la República Democrática del Congo han exterminado casi completamente la población de hipopótamos de dos de los ríos del Virunga, alterando para siempre el ecosistema[4]. Durante el genocidio, los refugiados, casi todos de etnia Tutsi, huyeron de la República Democrática del Congo y, cuando estalló una nueva guerra civil en el país, las montañas del Virunga se convirtieron en campo de batalla. En 1994, el parque se convirtió en el primer Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en ser declarado en peligro de extinción debido a un conflicto.

Otro ejemplo de la perdida de biodiversidad y de hábitat natural se da en Afganistán, donde los últimos 30 años de guerras ha despojado al país de sus árboles, incluso los preciosos bosques nativos de pistachos. La tala ilegal practicada por las milicias locales con el apoyo de los Estados Unidos y la recolección de leña por parte de los refugiados han causado la desaparición de más de un tercio de los bosques de Afganistán entre 1990 y 2007. A esto se suma la sequía y desertificación. Además, el número de pájaros migratorios que pasan por Afganistán ha disminuido en un 85%[5].

¡Es una larga y dolorosa la lista que está haciendo, pero imagino que, si fuéramos todavía más atrás en el tiempo, hasta las tragedias de Vietnam y de Japón, el balance sería todavía peor!

Sí, es así. Durante la guerra del Vietnam, entre 1961 y 1971, en las operaciones de combate se emplearon pesticidas para alterar el paisaje y reducir la vegetación para aumentar la visibilidad: en particular, se utilizó el Agente Naranja. Se trata de uno de los distintos tipos de herbicidas a base de dioxinas rociados por el ejército estadounidense para destruir cultivos y mantos de hojas de vegetación. Durante la guerra, llovieron más de 77 millones de litros de herbicidas en los territorios de Vietnam, Camboya y Laos sobre un total de 2600 millones de hectáreas de tierra. Claramente, el uso del defoliante provocó inmediatamente la muerte de árboles y arbustos, así como la desaparición de muchos grandes mamíferos, incluidos ungulados, carnívoros y elefantes[6].

El mundo conoce sobre todo la destrucción de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, pero ya sería suficientemente aterrador saber qué consecuencias puede causar una bomba atómica en los ecosistemas locales. La enorme liberación de energía térmica en el epicentro de la detonación, de hecho, genera temperaturas muy por encima de los 3000°C[7], que incineran inmediatamente cualquier criatura viviente que se encuentre en las inmediaciones. Más allá de la zona de impacto, la onda térmica que se propaga hacia el exterior (de 100 a 1000°C) [8] pone en riesgo a la mayoría de las formas de vida que encuentra durante su expansión. La vegetación que toca en ese trayecto es quemada, deshojada y muchas veces muere por las temperaturas extremas: el resultado es una reducción drástica de la riqueza y abundancia de especies vegetales, como lo demuestran las pruebas nucleares realizadas en el Pacífico[9].

Otra consecuencia importante de los conflictos armados es el desplazamiento de poblaciones enteras, con las consecuentes crisis migratorias masivas. Por tanto, es fundamental recurrir a alternativas pacíficas para resolver los conflictos vinculados a los recursos y para evitar que poblaciones enteras tengan que migrar a causa de esos conflictos[10]

Según usted, ¿nos podemos permitir todo esto hoy?

El Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente ha declarado que “al menos el 40% de las guerras civiles que han estallado en los últimos 60 años tienen alguna relación con la explotación de los recursos naturales. En todo el mundo, los ejemplos de conflictos relacionados con los recursos naturales son innumerables, desde disputas por el acceso a la tierra en Nepal hasta movimientos secesionistas vinculados a la distribución de las ganancias del petróleo y el gas en Aceh, Indonesia. Encontrar una solución a los conflictos por los recursos naturales se ha convertido en un desafío crucial para la paz y la seguridad en el siglo XXI[11].

Desde hace poco hemos comenzado a documentar los efectos devastadores de los conflictos humanos en los ecosistemas que hacen posible la vida en nuestro planeta. Una mayor conciencia de estos hechos permitiría tomar más en serio un compromiso por la paz para todos y en todas partes para proteger el planeta.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha declarado: “Reduciendo los conflictos actuales y potenciales, y fortaleciendo la seguridad ambiental, estamos sentando bases para una sostenibilidad social y ambiental duradera”[12].

Gracias, doctor Doronila. Esperamos que las naciones, en lugar de invertir en armas cada vez más letales y devastadoras, puedan “atreverse” a poner fin de una vez por todas a esta deriva bélica, e invertir finalmente en el bien común de los pueblos, en el cuidado de los ecosistemas y de la humanidad.

[1] https://revisesociology.com/2021/03/03/ongoing-wars-and-conflicts-in-the-world-today/#:~:text=It%20is%20sad%20to%20say,deaths%20in%202020%20or%202021.

[2] https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/8231/-The%20Mesopotamian%20Marshlands%20_%20Demise%20of%20and%20Ecosystem-2001227.pdf?sequence=3

[3] https://www.accord.org.za/ajcr-issues/environmental-causes-and-impacts-of-the-genocide-in-rwanda/#:~:text=Large%20areas%20of%20forests%20were,this%20led%20to%20soil%20erosion.

[4] https://www.theguardian.com/environment/2014/nov/06/whats-the-environmental-impact-of-modern-war?CMP=Share_AndroidApp_Other

[5] https://watson.brown.edu/costsofwar/

[6] Westing, A.H. 2013a. The second Indochina War of 1961-1975: its environmental impact. In Arthur H. Westing: pioneer on the environmental impact of war. Springer, New York, NY, USA. pp. 35–50.

[7] Pinaev, V.S., and Shcherbakov, V.A. 1996.      1007/BF01998579.

[8] 1968

[9] 1962

[10] https://www.unep.org/news-and-stories/press-release/unep-and-parliament-worlds-religions-launch-new-book-catalyze

[11] https://www.unep.org/news-and-stories/press-release/unep-marks-international-day-preventing-exploitation-environment-war#:~:text=Over%20the%20last%2060%20years,years%20of%20a%20peace%20agreement.

[12] https://www.iucn.org/commissions/commission-environmental-economic-and-social-policy/our-work/environment-and-peace


SHARE: