Workshop
Genfest y Gen Verde: el testimonio de Anita Martínez
El testimonio de Anita Martínez, del Gen Verde, que vivió directamente en el Genfest, la manifestación internacional de los jóvenes del Movimiento de los Focolares.
2024 ha sido el año el Genfest de Aparecida, en Brasil: una gran oportunidad para los jóvenes de todo el mundo. Lo hemos dicho en distintos artículos y entrevistas sobre la historia y el presente de este extraordinario evento, organizado para continuar a construir la unidad y la fraternidad entre los pueblos. No podíamos entonces, no escuchar los testimonios de dos colaboradoras del United World Project: Anita Martínez y Luísa Rodrigues.
Ellas vivieron directamente este acontecimiento dividido en tres fases: 1, 2 y 3, y creemos que sus recuerdos y reflexiones pueden ser muy útiles para comprender aún mejor el valor de este precioso acontecimiento. Después de las palabras de Luisa, aquí van las igualmente preciosas de Anita, que también nos habla del trabajo del Gen Verde. También con ellas comenzamos desde el principio:
¿Cuándo supiste que participarías en el Genfest de Brasil?
Trabajando como directora de comunicación y redes sociales del Gen Verde, me enteré cuando se confirmó que el grupo iría a Aparecida.
¿Cómo fue tu trabajo allí?
Comenzó antes de llegar a Brasil, promocionando la presencia del grupo en Aparecida, en particular la canción creada para la ocasión, “Start Here and Now”, (empieza aquí y ahora), con la participación de Banda Unita (la banda del Genfest) y AsOne (una banda juvenil italiana).
¿Luego?
Las jornadas brasileñas fueron muy intensas porque el Gen Verde realizó numerosas actividades: conciertos, conferencias, talleres, actuaciones, misas cantadas. Fueron días muy dinámicos, exigentes, pero llenos de vida. Desde ese cansancio que vale la pena sentir.
¿Cuánto tiempo permaneciste en Brasil?
Casi tres semanas: del 12 al 31 de julio. De la fase 1 a la fase 3, para realizar talleres y performances en São Paulo, en diferentes zonas de la ciudad.
¿Entonces, seguiste las tres fases del Genfest?
Sí, con mucha pasión, aunque mi perspectiva fuera diferente a la de los participantes. En la fase 2 estuvimos en la Fazenda della Speranza en Pedrinhas (Guaratinguetá, San Paolo): una de las primeras fincas masculinas. Es una comunidad terapéutica con más de 30 años de experiencia en la recuperación de jóvenes drogodependientes.
¿Qué tipo de actividades realizaron?
El Gen Verde hacía aquí las pruebas con los bailarines, los cantantes y los músicos de las otras dos bandas. Luego, siempre en la fase uno, en Aparecida, comenzamos los talleres artísticos de un proyecto den Gen Verde llamado “Start Now Workshop Project”. Estuvimos junto a muchos jóvenes del Genfest, pero también con los de la Fazenda de la Esperanza que están haciendo un camino de recuperación de las adicciones.
¿Qué sentiste en esta fase?
La alegría de ver muchos jóvenes trabajar juntos en los talleres de danza, canto, percusión y teatro. En verlos dar todo lo que tenían para prepararse lo mejor posible a la fase dos, en particular en el momento en el que, junto al Gen Verde, mostrarían su trabajo en el evento principal del Genfest. Querían hacerlo lo mejor que podían para transmitir también el valor de la experiencia vivida en ese período extraordinario.
Por tanto, la segunda fase se conectó armoniosamente con la primera y ¿la tercera fase?
Incluso en esta fase fue muy bello admirar a tantos jóvenes de diferentes orígenes, con diferentes pasiones trabajando en las 8 comunidades de economía, política, ecología, arte y comunicación. Cada uno puso su talento y su pasión para crear una red, y seguir haciéndolo una vez regresaran a casa.
¿Este es el objetivo de la fase 3?
Si en la fase 1, fue emocionante ver a los jóvenes de todo el mundo remangarse las mangas, en la tercera me impresionó ver su pensamiento dirigido hacia el futuro.
¿En qué sentido?
El Genfest no pretende ser un fin a sí mismo, que permanece allí, sino que continua en las ciudades de los numerosos jóvenes que participaron. El significado también reside en ver que el Proyecto Mundo Unido se realice plena y verdaderamente en el propósito para el que nació.
El Gen Verde continuó su trabajo en la fase 3?
Lo hizo en la comunidad artística y el compromiso social. Fue emocionante ver cómo el arte puede poner en acción el cambio y facilitar la mejora social. Ver que todo esto resuena en los jóvenes, y luego verlos convencidos de esto es maravilloso.
¿Cuáles fueron los momentos, las experiencias, las cosas de esta experiencia que más llevas en el corazón?
La gente que ves, que conoces. Especialmente los muchos hermanos y hermanas más jóvenes, los participantes, los jóvenes que ya están llenos de madurez y consciencia de lo que quieren. Su involucrarse para generar un cambio positivo.
Es un gran signo de esperanza y vitalidad.
Tuve que editar y publicar muchos videos para mi trabajo. Tenía que hacerlo ahí en la arena, porque estaba siempre ahí. Pero no lograba porque siempre encontraba personas a quienes no veía desde hacía tiempo. También eso era una prioridad. Estaba viviendo algo único. Dormí muy poco pero valió la pena.
¿Habías experimentado algo parecido antes?
Los días del Genfest me recordaron mucho los de la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) de Lisboa, en 2023. Con casi 10.000 jóvenes para un concierto en la plaza una multitud de muchos países diferentes, entre ellos muchos jóvenes animados por sus amigos que habían participado en nuestros talleres.
¿Qué recuerdas de ese concierto?
Es difícil de explicar. Hablar de ese concierto es hablar del Genfest y sus significados. Entonces ver a tantos jóvenes saltando, bailando, disfrutando del concierto y cantando las canciones, significa saber que detrás de todo está su vida como personas que no sólo cantan, sino que intentan vivir sus significados.
«Gen Verde in concert» – Genfest 2024Esto da una rara sensación de plenitud.
Gen Verde no canta canciones sólo para hacerlos bailar o cantar, sino para transmitir un mensaje importante. La música, a través de su belleza, es la clave, la herramienta para hacerlo realidad. Para hacerlo más incisivo y potente. Los jóvenes de Aparecida, mientras vivieron el concierto, quisieron absorber el mensaje contenido en las distintas canciones.
Una energía doblemente positiva.
Difícil de explicar. Inolvidable.
¿Cómo resumirías la experiencia Genfest?
Es precisamente a través de estos momentos que te dan la energía para afrontar los momentos más difíciles y duros de la vida. Ofrecen una carga profunda y esencial.
Y en este tiempo histórico ciertamente experimentamos muchos de ellos. Pienso en primer lugar en la guerra. Hay una frase de Margaret Karram, presidenta del Movimiento de los Focolares, que es importante en este Genfest: «No descansemos hasta haber construido la paz».
Hoy en día es muy difícil no dejarse desanimar y deprimir por tanta noticia negativa. Ante tanta maldad, no es fácil pensar que puedo lograr un cambio positivo real con mis acciones. A veces me siento impotente. Sin embargo, tengo la suerte y el privilegio de ser parte de la realidad del Gen Verde, en la que intentamos no pensar que estamos solos luchando contra tales dificultades. Estamos juntos y en todo lo que hacemos, tanto los que están en el escenario como los que están detrás, intentamos testimoniar que la elección por la paz es constante, cotidiana.
¿Cómo te resistes a la desesperanza?
Intentando no escuchar las muchas voces negativas. Ni siquiera la que yo mismo a veces puedo tener dentro de mí y que no me ayuda a avanzar, es decir, la voz del pesimismo. Y en lugar de intentar ponerme en acción… quizás sea un camino un poco más agotador, pero también el que más frutos da, al menos dentro de mí. Luego tengo el privilegio de estar rodeada de gente que intenta hacerlo y eso me ayuda mucho… no sólo con las canciones, los talleres, claro, sino sobre todo con la vida diaria donde intentamos poner en práctica esta forma de hacer y ayudarnos unos a otros para no caer en pensamientos negativos.
Hay una relación entre arte y vida, en el Gen Verde, ¿podemos decir eso?
Por eso llega el mensaje, porque en su base hay vida. Incluso entre nosotros. No hay diferencia entre el mensaje y nosotros. Hay autenticidad en las palabras de la letra. De lo contrario no llegaría nada. En cambio, en medio de tanta violencia y guerra, se puede transmitir un mensaje positivo. Luego, por supuesto, ayuda la buena música, los bonitos trajes e incluso los vídeos bien hechos en las redes sociales. Porque en un mundo de mensajes negativos, los positivos, y entre estos el de paz es el más urgente, hay que darlos de la mejor manera posible.
Para concluir, ¿qué te queda hoy en el corazón de los días brasileños?
Ver a tanta gente con diferentes historias, orígenes y culturas, poniendo el mismo esfuerzo para traer un cambio positivo al mundo. Personas que pueden ser diferentes a ti, pero con las que compartes la misma visión… o, mejor aún, el mismo sueño de cómo podría ser el mundo. Y que desde nuestra diversidad podemos colaborar, en diferentes campos, para poner de nuestra parte para que esa visión se haga realidad.