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Bergoglio, Lisboa y el amor por el cine
Entre las diferentes iniciativas cinematográficas de Lisboa ’23, hay una interesante reseña presentada los días inmediatamente anteriores a la JMJ (julio 28/31) sobre el cine preferido por el Papa Francisco. Un puñado de clásicos llenos de valor y significado, a recuperar para seguir en el camino, para reflexionar y afrontar mejor la vida. En el artículo, el Papa mismo ofrece sus preciosas interpretaciones de estas películas.
«Nadie mejor que ustedes, los artistas, geniales constructores de la belleza, pueden intuir algo del patetismo con el que Dios, en los albores de la creación, miraba la obra de sus manos». Así Juan Pablo II, en 1999, comenzaba su larga carta a los artistas. Por tanto, el arte como instrumento para testimoniar, reforzar la obra de Dios. Como herramienta para caminar hacia la plena realización del ser humano. En esta perspectiva el mismo arte, incluido el cine (su “joven” pero fundamental exponente) estuvo presente en Lisboa, en aquella JMJ inicialmente promovida y sostenida por Juan Pablo II. Numerosas películas, de ciencia ficción y documentales, acompañaron las jornadas portuguesas: obras sobre temas sociales, ecológicos y religiosos, con referencia a las «preocupaciones de la Encíclica “Laudato Si’”». Biografías, testimonios, historias de vida plena. La vida misma al centro de un homenaje que la JMJ de Lisboa rindió al cine clásico de ficción, en particular la del gusto del Papa Bergoglio. Lo hizo a través de una reseña (presentada del 28 al 31 de julio) titulada: “El cine según Francisco”: un puñado de películas importantes para reflexionar, crecer, caminar hacia el bien. Una de ellas es La Strada de Federico Fellini, de 1954, con una asombrosa Giulietta Masina en el papel de Gelsomina: joven ingenua y encantada, muy desafortunada por nacer en un contexto degradado pero tan capaz de ver la belleza de todo. Una mujer delgada de gran corazón, capaz, con su paso por la vida (solo aparentemente inútil), de ungir y fecundar el corazón firme de un hombre petrificado como el Zampanò de Anthony Queen. La Strada es una película que le gusta mucho al Papa Francisco: encontró en ella (dice en el libro de Monseñor Dario Edoardo Viganò, La mirada: puerta del corazón. El neorrealismo entre la memoria y la actualidad), “Una referencia implícita a San Francisco”. Así como la capacidad de Fellini para «dar una luz inédita a la mirada sobre los últimos. En esta película -continua Bergoglio- la narración sobre los últimos es ejemplar y es una invitación a preservar su preciosa mirada sobre la realidad». Hay un personaje, en La Strada, que aclara el sentido de la obra de Gelsomina, su misión inconsciente de redimir a Zampanò: es un artista callejero llamado “el loco”. Le explica a la protagonista que no sabe «para qué sirve una piedra. Pero ¡para algo debe servir! Porque si es inútil, entonces todo es inútil. También las estrellas, también tu. En cambio también tu sirves para algo». En otra ocasión, el Papa explicó que la belleza de Gelsomina está en su haber «sembrado»: en haber producido el fruto del llanto liberador de Zampanò. También Babette, la protagonista de otra película que le gusta a Bergoglio se entrega por el prójimo. Lo hace por una comunidad congelada y disminuida en la película danesa de Gabriel Axel, Babett’s Lunch, de 1987. La mujer es una cocinera talentosa, una artista de la cocina- es francés, tiene una historia dolorosa a sus espaldas y vive al servicio de dos hermanas en un pequeño pueblo de Dinamarca. Cuando gana una gran suma de dinero en la lotería, decide invertirlo en un delicioso almuerzo que pueda dar alegría entre los habitantes de aquella comunidad apagada. Es una película bellísima, el almuerzo de Babette, mencionado incluso por el Papa Francisco en la Encíclica Amoris Laetitia: «Las alegrías más intensas de la vida surgen cuando se puede procurar la felicidad de los demás, en un anticipo del Cielo», escribió el Santo Padre hablando de la película. Luego agregó: «Es dulce y consolador el gozo que da el dar alegría a los demás, el verlos gozar. Esta alegría, efecto del amor fraterno, no es la de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino la de quien ama y se complace en el bien del amado, que se desborda sobre el otro y se hace fecundo en él». También sobre Rapsodia en agosto, otra película de la reseña – de 1991 dirigido por el maestro japonés Akira Kurosawa – el Papa dedicó palabras importantes. La película cuenta la historia de una mujer anciana japonesa que sobrevivió al desastre nuclear de Nagasaki. Evoca su historia contándola a sus nietos pequeños con quienes se quedó sola en la casa durante un verano. Esos chicos se visten de manera diferente de la suya, y la cultura en la que están sumergidos es diferente. Pero a través del encuentro verdadero, del creciente diálogo entre generaciones, se mantiene viva la memoria dolorosa y necesaria. El pontífice habló de esta película durante su visita a una parroquia romana en 2017: la definió como útil «para explicar la importancia del diálogo entre abuelos y niños, para entender cómo se debe hacer este diálogo». En otro encuentro, esta vez con los estudiantes universitarios de Tokio, respondiendo a una pregunta sobre temores y esperanzas para jóvenes, Bergoglio expresó su grande preocupación «que los jóvenes pierdan las raíces culturales, históricas y humanas». De aquí el vínculo con Rapsodia en agosto: en la película «los niños han encontrado las raíces, que están escondidas, para esto se necesita memoria para encontrarlas. Los jóvenes se acostumbran a hablar con los ancianos. Es necesario buscar las raíces de la patria, de la familia, de su ser humanos». De la reseña de Lisboa hizo parte también Promessi sposi de Mario Carmerini, del 1941, de la célebre novela de Alessandro Manzoni: un texto fundamental y muy querido por el pontífice. Denso de temas importantes como el amor, el poder, la justicia, la providencia divina. Una película con los sencillos al centro, aquellos que Francisco prefiere. Un libro (del que la película de Camerini se convierte en vehículo) precioso para todos, especialmente para los jóvenes. Como por otro lado lo son todas las imágenes y las palabras de las otras películas de esta preciosa reseña. Recuperar estas películas en agosto, no estaría nada mal.