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Carta de amor al planeta
Querido planeta:
Podríamos pedirte “perdón”, pero preferimos decirte “Te amo”. Porque el amor cura más que cualquier otra cosa y el sentimiento que sentimos por ti es auténtico y profundo. Sabemos que abrazándote nos sentimos bien, que en ti estamos vivos. El sonido de tus aguas nos encanta, el verde de tus bosques, el blanco de tus nieves, el azul de tus cielos nos cautiva. Ofreces mil colores, eres música y poesía, eres una galería de pintura.
Sin embargo, sin embargo, sin embargo.
No somos buenos para amarte. Y nos duela. Nos rompe el corazón haber roto la relación de amor contigo. Para reconstruirlo, para volver a ser dignos de tu belleza, para crear juntos una nueva armonía, te dedicamos nuestra carta con motivo del Día de la Tierra, del próximo 22 de abril.
Lo hacemos, además de varios artículos sobre el tema, citando un documento de Wim Wenders, titulado Papa Francisco, un hombre de palabra, dedicado al Santo Padre.
En esa película, que retoma su encíclica Laudato Sí, el Pontífice resume, con palabras sencillas y fuertes, cómo el amor por ti es fundamental para nuestra vida. Habla de heridas y de dolor, denuncia tu atroz explotación, pero también rinde homenaje a versos antiguos y actuales de San Francisco, gentil revolucionario del cristianismo y de toda la humanidad.
Con su carta, subtitulada “Sobre el cuidado de nuestra casa común” el Papa nos insta a comprender que protegerte es lo más urgente de nuestro tiempo. Nos recuerda cultivar tus frutos, cuidarte para cuidarnos a nosotros mismos.
En este hermoso documental el Papa se pregunta: «Si hoy me preguntas quién es el más pobre del mundo, te respondería: la Madre Tierra. La saqueamos, abusamos de ella». Sus palabras tocan las contradicciones del presente, la delgada frontera entre el control y la destrucción, entre el bienestar y la extinción, entre la vida y la muerte, entre la búsqueda de comodidad y el deslizamiento inconsciente hacia un peligro que no queremos ver.
«Reconocemos que las cosas no van bien -dice el Santo Padre- cuando el cielo, el aire y el agua y todas las criaturas viven bajo una constante amenaza. Si reconocemos esto decimos sin miedo: Queremos y necesitamos un cambio».
El cambio, según la ecología integral del Papa Francisco, pasa por decir adiós a «una economía, de exclusión y desigualdad, donde el dinero reina en lugar de servir. Esta economía mata, esta economía excluye. Esta economía -insiste el Papa- destruye la madre tierra».
Francisco habla de una crisis de la que todos somos responsables. Nadie puede decir «Yo no tengo nada que ver con eso». Una crisis en la que los rechazados y los frágiles son los primeros en pagar. Una crisis ambiental siempre corresponde a una social: la exclusión y el sufrimiento surgen de la destrucción del ambiente.
Todo está conectado nos recuerda el Santo Padre. El planeta es como un cuerpo: si hay un problema en una parte, todo el organismo sufre. Hay otra imagen, ofrecida por la docuserie Nuestro Planeta (en Netflix) que nos ayuda a entender esta conexión. Muestra las cataratas de Iguazú, entre Brasil y Argentina, que dan millones de toneladas de agua. La mayor parte de ésta proviene de la selva amazónica situada a unos 1.000 km de distancia. Si fuera destruida, se interrumpiría un gran ciclo de vida. A pesar de esto, la selva amazónica continúa a reducirse para satisfacer las necesidades comerciales.
Querido Planeta, vivimos en un sistema de relaciones complejo y delicado, que no puede prescindir de la cultura de la naturaleza. Del amor por ti. No tenemos excusas ni más tiempo que perder. Amarte lo mejor que podamos, con acciones antes que con palabras es nuestro deber.