¿Qué significa intentar construir el bien? Significa trabajar por un mundo más humano. Por un presente más habitable y un futuro más brillante. No se puede sino empezar por tender la mano al prójimo. De sentir su vida como si fuera la nuestra. Observar con participación sus heridas. Cuidarlas.

Pero trabajar por un mundo mejor significa también mirar a la cara las heridas colectivas: sociales, culturales. Las comunes y las grandes, dolorosamente compartidas. Significa ofrecer la propia contribución, pequeña o grande, para curar esas heridas. El bienestar de la comunidad depende de ello.

Claramente, no faltan heridas en nuestra época de individualismo y dominación tecnológica. Por tanto, no cerremos los ojos ante ellas si nos preocupamos por el bien común. Hablemos de ello, porque el sufrimiento, incluso cuando parece afectar sólo al otro, siempre se vuelve también nuestro, nos guste o no. Entonces, curemos juntos estas heridas para hacer más humano el barco en el que, nos guste o no, navegamos todos.

Existe bullying, contaminado, agravado por la forma más contemporánea de ciberbullying, en la actual comunidad de seres humanos. Innegable. Es un fenómeno antiguo, dirán algunos, pero eso no significa que sea insignificante. Entre otras cosas, es también un fenómeno nuevo: más poderoso y peligroso precisamente gracias a la electrónica, a la doble cara de la tecnología de la información: capaz de unir y dividir, de herir hasta la muerte.

Hablamos del bullying en nuestra newsletter de noviembre, y lo hicimos a partir de una película recientemente estrenada en el cine. Una película que realmente nos impresionó: «El chico del pantalón rosa», basada en una historia real. Están nuestros jóvenes, dentro de esa película, su belleza y su sufrimiento. Su fragilidad. Hay una herida que los une, provocada (también) por herramientas cada vez más sofisticadas: esas redes sociales que pueden anular la distancia, pero también convertirse en armas.

La misma herida del bullying también entra en una canción: “Nunca estaré sola”, del grupo juvenil veronés AsOne. Fue cantada por primera vez en el Genfest 2024 (el evento juvenil internacional del Movimiento de los Focolares), que se celebró en Aparecida, Brasil. Desde el escenario, antes de la actuación, Francesca Gallo -una de las voces del grupo y autora de la pieza- contó su experiencia ligada al sufrimiento que sintió a causa del acoso que sufrió. Puedes leerlo en nuestra newsletter.

Además, para comprender mejor, conocer más matices del bullying y, por tanto, ofrecer, con mucha humildad, algunas herramientas de cuidado al lector, entrevistamos a la psicoterapeuta Viviana Colonnetti, experta en el tema.

Hablamos con ella sobre los jóvenes y el ciberbullying y, al respecto, hemos incluido en esta newsletter un interesante artículo sobre la responsabilidad en el uso de las redes sociales. Lo tomamos prestado de Ciudad Nueva del Cono Sur, aunque lo escribió hace algún tiempo nuestro Manuel Nacinovich.

En el artículo, que es sustancial y a nuestro juicio muy útil, hablamos de Faro Digital, una ONG que tiene como objetivo estudiar los usos, hábitos y relaciones de los ciudadanos con las tecnologías digitales.

¡Les deseamos que disfruten la lectura!