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Abriendo camino juntos | Editorial Newsletter 8/2024
Abriendo camino juntos, sin dejar a nadie atrás. No sólo esperando a aquellos que, por diferentes razones, independientes a su voluntad, se ven obligados a avanzar a un ritmo más lento, sino garantizando que podamos preservar esos conceptos claves de la humanidad llamados dignidad, plenitud, integración y participación.
Abriendo camino juntos, sin dejar nadie atrás. No sólo esperando que, por distintos motivos ajenos a su voluntad, se ven obligados a llevar un ritmo más lento, más accidentado, pero no por ello inferior, menos útil o importante que los demás, podamos preservar esos conceptos claves de la humanidad llamados dignidad, plenitud, integración, participación.
Para que se sienta acogido y hermano amado, persona unida, ser humano sin condiciones, activo en su comunidad, en la sociedad de la que forma parte. Aunque recorra, momentáneamente o para siempre, un viaje delicado.
Recopilamos historias con estos denominadores comunes en nuestro último boletín de 2024. Son historias de Estados Unidos, del Líbano, de Italia, de Mongolia. Historias de ayer y de hoy, que nos hablan de igualdad dentro de la diversidad, de belleza dentro del sufrimiento. De heridas curadas (o por curar) juntos.
La primera historia es la del Irap (Institut de Rééducation Audio Phonétique), que en el Líbano trabaja por la educación de niños y adolescentes sordos, para su integración en la sociedad. Sin embargo, con el empeoramiento de las condiciones de seguridad en el país, el IRAP comenzó a acoger a familias de pueblos del sur, cerca de la frontera, que huían del peligro y del miedo. De esta manera amplió su atención a los más frágiles. Los conocimos y recogimos su testimonio.
La segunda historia es la de Beppe Porqueddu, quien en una preciosa y densa entrevista nos cuenta cómo transformó su paraplejía en un compromiso civil que dura más de medio siglo. Su experiencia, al servicio de toda la sociedad. Su incansable labor proporciona una importante ayuda a muchas personas con discapacidad física.
La tercera historia es una película titulada Napoli New York, que nos recuerda cuando fueron los italianos los que emigraron. Estamos inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial y a través de dos niños, Carmine y Celestina, conocemos a muchos habitantes del país que viajan de Nápoles a América. Amontonados a bordo de un barco, cruzan el océano, exhaustos por la guerra y la pobreza, asustados por un futuro incierto. Llegando a Nueva York, se encuentran con muchos otros italianos desarraigados, obligados a reconstruir sus vidas y su comunidad al otro lado del mar. Mientras vemos esta película, es imposible no pensar en el hoy, con la esperanza de mirar con mayor empatía a ese vecino necesitado de ayuda. El ser humano que cruza otro mar, de una manera aún más peligrosa y trágica que antes, para escapar de la guerra y la pobreza.
La cuarta historia habla del viaje y del concierto del Gen Rosso en Mongolia: una experiencia fuerte y preciosa que duró días. Hecha de música, danza, talleres pero también de encuentro con muchos jóvenes y de una importante inmersión en la sociedad: el encuentro con los niños huérfanos del «Centro de Atención Verbist» o el almuerzo con los «sin techo» en la «Casa de la Misericordia», el refugio que ofrece comida y refugio a más de 80 personas cada semana.
La última historia habla de las bibliotecas públicas de Los Ángeles que no sólo se dedican a proporcionar libros y cultura a la gente, sino también servicios a las personas sin hogar y a los refugiados: bienes primarios, ayuda concreta a los que no tienen nada. Nadie se queda atrás, solo.