David Sassoli, Presidente italiano del Parlamento Europeo, ha fallecido esta noche, a los 65 años, a causa de un grave trastorno del sistema inmunitario. En 2021, participó en el Foro Internacional «DareToCare», acto central de la Semana Mundo Unido. Allí aceptó conversar con un grupo de jóvenes que participaban en la campaña «Dare to Care«. Son estudiantes de relaciones internacionales, políticos, comunicadores y peacemakers de Italia, la República Checa, Polonia, Bélgica, Colombia, Hungría y Ruanda. Sus preguntas se refirieron a temas como la democracia, la adhesión de Europa al Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, la acogida y los corredores humanitarios, la crisis climática.

Como legado suyo, recogemos algunas de las palabras que él dijo en ese mismo diálogo. Entre líneas, podemos reconocer sus antecedentes familiares y juveniles, influenciados por la escuela de Giorgio La Pira, en especial por Don Lorenzo Milani, y por su lema «me importa»: me intereso, me hago responsable.

«Esta imagen del cuidado es muy hermosa, porque la política tiene este horizonte, no puede tener otros: cuidar de la gente, de la propia comunidad, de las propias ciudades. Creo que es una expresión que representa este deseo de apostar por el futuro».

«Necesitamos políticos bien preparados, que ciertamente expresen una visión, que sean reconocibles como un elemento de esperanza, pero que también tengan la capacidad de intervenir en los mecanismos para corregirlos. Y creo que es una tarea de educación cívica a la cual nos debemos ocupar de alguna manera: nos concierne a los políticos, a las instituciones, pero también, por supuesto, a todo el importante mundo asociativo europeo. Creo que ustedes, en particular, están en una posición privilegiada, porque ya han definido no sólo que es importante cuidar de los demás, sino también ocuparse de mejorar las condiciones de vida de los demás. Y creo que este sentimiento, que también forma parte de su bagaje cultural, es muy valioso en estos momentos. […]

«El diálogo con los jóvenes es esencial porque si queremos tener una visión de la Unión Europea del futuro, tenemos que arriesgarnos y darles la palabra. ¡Así que tomen la palabra! Y creo que esto es, desde mi punto de vista, una invitación a descubrir naturalmente en cada uno de vosotros una vocación. La vocación política es igual a las otras, por supuesto, no es mejor ni peor, pero es útil, y sabemos lo útil que es para que la política responda realmente a las necesidades de la gente. Una visión cristiana, en este momento, es aún más importante porque sabemos que los mecanismos de la economía y las finanzas pueden dejar atrás a muchas personas. Y no queremos eso. No podemos permitirnos salir de las crisis con cada vez más desigualdades. Esto es algo que no debemos permitir, y para no permitirlo, necesitamos naturalmente una formación cultural, un espíritu que anime la acción política.

«Creo que este es uno de esos momentos en los que a nosotros, mi generación y la suya, se nos pide que hagamos algo verdaderamente extraordinario. Es un poco lo que la historia pedía a nuestros padres y abuelos, cuando luchaban por la democracia, cuando sufrían las consecuencias de las guerras o en los regímenes en los que no había libertad, se pidió a tantos ciudadanos estar a la altura de una dignidad de la persona constantemente cuestionada. Creo que todos debemos sentir juntos, mayores y jóvenes, la naturaleza especial de este momento».

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