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Somos hijos de las estrellas | Entrevista con Stefano Giovanardi

 
10 agosto 2024   |   Italia, Entrevista,
 
Imagen de Pexels en Pixabay
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“Todos estamos mirando hacia arriba” así se dice de la noche entre el 10 y el 11 de agosto, la “noche de las estrellas” todos estamos mirando, inconscientes y fascinados por un mensaje aún por descubrir. Palabras de Stefano Giovanardi.  

La noche entre el 10 y el 11 de agosto es la “noche de San Lorenzo”, durante la cual, según una antigua tradición, las estrellas fugaces son más visibles para el ojo humano y hay muchísimas más. Ahora bien, poco nos importa si el 10 o el 11 de agosto o cualquier otra fecha es la más apropiada para admirar las estrellas, pero lo que importa es que esta es una oportunidad para un diálogo con Stefano Giovanardi, astrónomo y director científico del Planetario y Museo Astronómico de Roma.

Stefano Giovanardi
Stefano Giovanardi

Una manera de recordar fácilmente que estamos hechos de estrellas. Stefano lo sabe muy bien, después de años de estudio que comenzó por un simple libro que le regaló un tío que despertó en él esta pasión y lo llevó, hace exactamente 30 años, en agosto de 1994, a descubrir un nuevo asteroide junto con Maura Tombelli., quizás la mayor astrónoma aficionada italiana, y Andrea Boattini, otro astrónomo: «Una gran emoción la que me dio el cielo: era un pequeño planeta de los llamados “cercanos a la Tierra” que pasan zumbando por nuestro planeta e incluso de vez en cuando lo golpean; entendimos que quizá teníamos entre manos algo interesante, valioso y continuamos a seguir este puntico durante toda la noche. Pero sólo al siguiente día, habiendo transmitido los datos al Minor Planet Center, tuvimos la confirmación que se trataba de un nuevo asteroide que hoy está dedicado a Luciano Tesi».

Existen formas de decir “estas en las nubes” o “tienes la cabeza en las nubes” que indican una forma de vivir un poco alejada de la realidad. ¿Pero es realmente así o hay algo más?

«Estudiar las estrellas puede parecer una actividad que nos lleva a escapar de la realidad de la vida cotidiana, y a ocuparnos solo de cosas muy lejanas que no tienen nada que ver con nuestra vida de todos los días en la tierra. Pero la astronomía tiene un valor social, porque si lo piensas bien, incluso desde un punto de vista histórico, la astronomía impregna nuestra cultura de muchas formas. Como mencionaste, hay maneras de referirse a los astros casi como un lugar común y si es un lugar común, quiere decir que es compartido; más allá de todo esto también los contenidos de la astronomía, por lo tanto de lo que se estudia observando el cielo y los fenómenos celestes, por reflejo, a menudo nos traen de regreso a la tierra a volver a mirar lo que sucede aquí en nuestro planeta desde una perspectiva distinta y esto, me parece que tiene un valor increíble; hasta que en nuestra cotidianidad nos encontramos sumergidos en las actividades, en asuntos y controversias cotidianas, es difícil que podamos tener una capacidad de juicio objetivo sobre nuestros comportamientos, también sobre temas de justicia social, política y ética.

Quiero dar un ejemplo sobre todo porque estamos en medio de una crisis climática potencialmente devastadora contra la que todavía no hemos desplegado nuestros mejores recursos. Si miramos nuestro comportamiento en la Tierra, nuestro impacto ambiental es visible desde el espacio; basta preguntar a los astronautas de la estación espacial qué tan bien ven, por ejemplo, la mano del hombre sobre la naturaleza a través del humo de los incendios en el Amazonas, en Canadá, en Australia y de muchas otras devastaciones medioambientales que no son solo fenómenos meteorológicos o fenómenos que lamentablemente suceden, porque en los últimos años se producen cada vez con mayor frecuencia e intensidad precisamente debido al impacto humano sobre el medio ambiente. Por eso, mirar las cosas desde lejos, tener la cabeza entre las estrellas, ayuda a encontrar un enfoque diferente de la realidad. La crisis climática nos concierne a todos y cuando esta emergencia es compartida y percibida puede convertirse también en elemento enorme de agregación social para afrontarla, ahora estamos fracasando completamente en nuestro camino de humanidad hacia la supervivencia porque actuamos de manera extremadamente dividida».

Franco Malerba, el primer astronauta italiano en entrar en órbita dice que ver cosas desde el espacio te hace comprender que estamos en la Tierra mucho más conectados de lo que pensamos. ¿En tu opinión es esto cierto? ¿Nos ayudan los astros a comprender el vínculo entre las personas, entre los seres humanos?

«Mirar la Tierra desde el espacio es sin duda una de esas experiencias que pueden cambiar radicalmente las emociones, las percepciones y quizás incluso la vida de una persona. Todos los astronautas que regresaron de sus misiones espaciales han contado historias de su experiencia de ver la Tierra desde arriba: pienso en Yuri Gagarin, la primera persona que tuvo el increíble don de poder ver la Tierra desde allí arriba y lo primero que dijo es que no se pueden ver las fronteras, por ejemplo, así que si hablamos de reconcebir las relaciones humanas, ¡esta observación es muy fuerte! Se puede ver todo sobre la tierra pero no las fronteras, que son un artificio humano, de los más extraños si se piensa bien, porque parece que no podemos vivir sin tener algo a nuestro alrededor, una valla a nuestro alrededor que diga «esto es mío, esto es tuyo», aquí estoy yo, aquí estás tú» y tal vez incluso vayamos a la guerra por esas fronteras, para defenderlas, para no permitir que nadie trepe por ellas. Si lo piensas bien, son algo que no existe y hacemos guerras por cosas que no existen».

¿Es importante agradecer a las estrellas? ¿Cómo recomendarías vivir estos días… en la búsqueda de las estrellas?

«Es importante dar gracias a las estrellas y es un agradecimiento que se puede dar desde muchas partes diferentes: porque cada noche nos dan la oportunidad de sorprendernos con algo que vemos en el cielo, que encanta a los sencillos. El hecho que está ahí, aunque no sepamos qué es, esa luz bella o colorada que se mueve; pero en un nivel más profundo debemos agradecer a las estrellas porque, en última instancia, nos permiten estar aquí. Porque los elementos químicos que encontramos literalmente en nosotros mismos, en los tejidos de nuestro cuerpo, en realidad provienen de las estrellas: el calcio que endurece nuestros huesos, por ejemplo, fue creado por las explosiones de las Supernovae. El hierro de la hemoglobina en la sangre es un regalo de las Supernovae; y así el fósforo de nuestro ADN proviene de las Supernovas, es decir, de estrellas que explotaron y que al explotar esparcieron por el espacio todos estos elementos químicos creados precisamente por sus reacciones nucleares, poniéndolos generosamente a disposición de todo lo que vino después en este espacio, incluido nosotros. Entonces, cuando miramos las estrellas y nos maravillamos de su luz, estamos literalmente despidiéndonos de nuestros padres desde un punto de vista astronómico. Y es verdaderamente como si estas estrellas nos dijeran: “mira, salvar la tierra depende de ti, de ti y de ti también, porque te lo digo, soy tu padre, tu madre. Miramos demasiado poco las estrellas en nuestro día a día y, en cambio, por todo lo que hemos dicho, son una referencia constante a la que recurrir, no para escapar, sino para ir más allá de la perspectiva y reflexionar de otra manera sobre nuestra forma de estar en el mundo. Así que mira las estrellas, disfruta de su luz, porque realmente tienen mucho que revelarnos».


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