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Congreso sobre el dialogo interreligioso: brilla el compromiso de los jóvenes
Por Flavia Cecchini y Ana Clara Giovani
Desde el 29 de mayo al 2 de junio se desarrolló en Castel Gandolfo (Italia) el congreso interreligioso “Una sola familia humana”. El evento dirigido a promover el diálogo reunió a personas de diferentes generaciones, culturas y religiones y vio a los jóvenes desempeñar un rol importante como coprotagonistas.
Ante un público de 500 personas de distintas religiones y de todo el mundo, Jessica de Israel y Dana de Palestina propusieron a los participantes un juego para romper el hielo. A pesar del actual conflicto en su tierra, las dos jóvenes se habían preparado juntas durante meses para este momento. Puede parecer insignificante, pero, en tiempos de guerra, es un profundo signo de paz.
Durante los cinco días del congreso organizado por el Movimiento de los Focolares se alternaron encuentros, mesas redondas y actividades centradas en los temas de la paz y el diálogo. Castel Gandolfo acogió a más de 500 participantes que, juntos dieron vida a un mosaico de religiones y tradiciones. Budistas, judíos, cristianos, hindúes, sikhs, bahaíes y musulmanes compartieron momentos de comprensión mutua, intercambio y diálogo.
Entre los temas abordados, algunos desafíos contemporáneos como la convivencia pacífica entre comunidades, la inteligencia artificial, la economía y la ecología, con especial énfasis en el rol de primer plano que las religiones y los credos tradicionales pueden desempeñar en el mundo actual. Tanto durante el programa como durante los descansos, participantes de diferentes orígenes forjaron nuevos vínculos y profundizaron las relaciones existentes, formando una única familia humana tangible.
Entre el variado público también había un grupo de cincuenta jóvenes, que participaron en los debates, a las oraciones y a los momentos de fiesta. Durante una sesión dedicada a la pluralidad de las espiritualidades, algunos budistas de la Rissho KoseiKai, un movimiento laico japonés, compartieron una oración. Un grupo de cristianos y musulmanes del Movimiento de los Focolares provenientes de Argelia, Palestina e Italia, organizó y animó una mesa redonda sobre el impacto de la inteligencia artificial en las relaciones y religiones. Finalmente, Parañtap, joven del Shanti Ashram, interpretó con la flauta un melodioso y alegre Raag de música clásica india. Con solo dieciocho años, estaba en su primera experiencia en un congreso interreligioso: “Antes estaba convencido que mi religión fuera la mejor, porque es la que tiene las escrituras y los textos sagrados más antiguos” -afirma- “pero participando a esta conferencia sobre el diálogo interreligioso, he comenzado a comprender mejor la esencia, la riqueza y los valores de cada religión. Estoy feliz de haber venido, porque la conferencia ha abierto las puertas de mi mente”.
Un grupo de participantes fue recibido por el Papa Francisco en audiencia privada. Entre ellos se encontraba Anya, musulmana albanesa de IDIZEM (Centro Intercultural de Mónaco di Baviera) que dice: “Los debates sobre la fraternidad, la justicia y la reconciliación han sido de gran inspiración y el sentido de unidad que se percibió entre las diferentes religiones me dio esperanza. El encuentro con el Papa Francisco fue un momento muy fuerte, que reafirmó la importancia del diálogo interreligioso y de la colaboración por la paz del mundo. Entendí más profundamente que el diálogo hoy es más necesario que nunca”.
El encuentro entre diferentes religiones fue un testimonio del poder transformador de la unidad y el diálogo. La viva participación de los jóvenes puso en evidencia su papel fundamental en la construcción del diálogo interreligioso del presente y del futuro, para que el compromiso de hoy crezca y se desarrolle. En un mundo desgarrado por tantos conflictos, ver a personas de diferentes religiones reunirse no solo fue simbólico, sino profundamente significativo. Un signo vivo de paz.