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Coronavirus, la experiencia de una joven enfermera italiana
El testimonio de Chiara Muffato, enfermera en Mestre, Venecia, quien desde hace varias semanas está en un área de alta propagación de Coronavirus.
Desde el miércoles 11 de marzo, toda Italia está en cuarentena debido a la epidemia de Coronavirus. Hasta la fecha (20 de marzo) hay 41.305 casos y 3.405 muertes. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha firmado decreto para contener y gestionar la emergencia de COVID-19 en todo el territorio nacional. «Estoy a punto de firmar una medida que se podría definir como – anunció – #iorestoacasa (#mequedoencasa). Ya no habrá «zona roja» o «zona 1 y zona 2», solo habrá área protegida de Italia. Por lo tanto, se evitarán los movimientos en todo el territorio nacional a menos que estén motivados por razones de trabajo, necesidad o salud. […] También agregamos la prohibición de reuniones tanto al aire libre como en espacios cerrados».
Chiara Muffato vive en Noale, en la ciudad metropolitana de Venecia (Véneto), tiene 28 años y es enfermera en la Unidad de Hematología del hospital dell’Angelo, en Mestre. Un área que ha sido declarada oficialmente zona roja desde el domingo 8 de marzo, pero donde la situación ya se había visto comprometida desde hace mucho tiempo.
Hace unos días, Chiara escribió a sus amigos: «Durante un turno tuvimos un paciente sospechoso positivo, así que tuvimos que usar todo el equipo de protección. Allí sentí la incomodidad que sentían mis colegas, médicos y enfermeras, al usar este KIT que no te deja respirar, en el que sudas mucho… ¡Y solo lo tuve que usar durante algunas horas! De esta experiencia surgió la necesidad de que muchas personas supieran lo que están haciendo».
Según Chiara es importante que todo el mundo conozca la situación «no tanto para crear alarmismo sino para crear conciencia. Yo, como profesional de la salud, estoy tratando de hacer mi parte difundiendo la información correcta. En el trabajo estoy blindada en la sala, pero por ahora no hemos tenido casos. Sin embargo en las otras salas del hospital sí que es difícil porque no hay camas ni fuerzas», dice Chiara.
Dar lo mejor de sí, más allá del miedo
En estos tiempos, la condición de quienes trabajan en el sector de la salud es grave, incluso psicológicamente: «estar forzada a permanecer en el lugar de trabajo es mentalmente difícil, en primer lugar porque soy consciente de estar continuamente en riesgo de contagio, y luego porque tengo miedo de ser un vehículo de contagio para las personas cercanas a mí: mi novio, mi familia, mis abuelos», explica Chiara.
Entonces, ¿dónde reside la fuerza? «Saber que haces algo no como un fin en sí mismo, sino para ayudar al hermano. Puedo dar consuelo, puedo dar la información correcta. Puedo ser de apoyo dentro y fuera de la realidad del hospital», responde Chiara.
Lo mejor y lo peor de una sociedad
En este contexto, según Chiara, las bellezas y debilidades de una sociedad, un pueblo, un país son más evidentes. Por un lado, están «aquellos que se quedan en casa y tratan de transmitir el mensaje correcto; y quien en cambio no hace caso de todo y de todos. Aquellos que hacen todo lo posible para ayudar a quienes están en dificultad, para hacer compras o para servicios básicos, y aquellos que se preocupan solo porque no podrán ir a tomar un aperitivo, como suelen hacer todos los viernes».
Chiara observa además que, por otro lado, en el trabajo «la unión hace la fuerza y siempre tratamos de trabajar en equipo, tanto en situaciones de emergencia como en situaciones que no son de emergencia. Solo de esta manera el resultado será el mejor para la persona asistida y el trabajo se dividirá sin agobiar a una sola persona. Para nosotros, física y mentalmente, el trabajo en equipo es necesario».
En primera línea durante una pandemia
«Cuando decidí ser enfermera, sabía que las situaciones de emergencia podrían estar en la agenda. Pero nunca imaginé que podría encontrarme en tal situación. En el trabajo siempre puede ocurrir una emergencia, pero se limita al hospital, la sala, ese paciente, ese momento. La situación creada hoy es, en cambio, una emergencia omnipresente. Paradójicamente, me siento más segura en el trabajo, en la Unidad donde estoy, tomando todas las precauciones, en comparación a cuando estoy en casa».
En esta situación, expresa Chiara, es importante seguir las directivas del gobierno y tratar de ver lo que está sucediendo desde otra perspectiva: «creo que ayudaría ver este período no como un período de encarcelamiento o privación, sino como un período que nos permite detenernos y reflexionar lo que nos ayuda a vernos con otros ojos. La sociedad del YO ahora está descubriendo que el sentido cívico, el bien común, existe solo si hay un NOSOTROS. Quedándonos en casa, prestando atención, privándonos de besos y abrazos, debemos verlo con nuevos ojos. Y esta situación, esta emergencia, es una oportunidad para redescubrir y redescubrirse».
«Espero que esta situación ayude a unirnos más, a comprender que el individuo «es», si también existe el otro. Tenemos que mirar más allá de nuestras narices, porque si continuamos viviendo como personas egoístas, dando más importancia al «yo» que al «nosotros», no tendremos salida», concluye la joven enfermera.