Antonella Lombardo, directora artística de la escuela de alta formación, Laboratorio Académico Danza, habla de compromiso por la paz y el diálogo entre pueblos, en Italia y en Tierra Santa, de la Asociación Cultural DanceLab Armonía, nacida de la experiencia de su escuela. La asociación, desde 2014, promueve campus de arte para niños en los territorios palestinos, en particular en Belén, gracias a la colaboración y amistad con el padre Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, y con la Fundación Giovanni Paolo II.

Antonella, después de dos años de parada forzada por la pandemia, volviste a finales de junio 2022 a Belén, en tierra Santa…

La bienvenida fue muy cálida. No podíamos caminar por las calles de la ciudad sin que nos invitaran a entrar, ofreciéndonos algo. Nos hemos sorprendido de esta acogida, de este bien que nos regresa a ríos. ¡Como si las pequeñas semillas que, durante los años, habíamos sembrado ahí, este año hubieran brotado todas juntas!

¿Cómo se llevó a cabo esta edición del proyecto?

Nada más llegar, el 27 de junio, empezamos a trabajar con los niños más grandes, que habían vivido las experiencias pasadas del proyecto, para ayudarnos con el idioma y hacer de “tutores” de los más pequeños. Esta semana se transformó en un momento de fusión, de amistad. Participaron los chicos, pero también los profesores de las escuelas locales. 17 – 18 personas bien formadas, divididas según las disciplinas, que eran indispensables para los días siguientes con los pequeños… ¡que llegaron numerosos! Había unos 130 niños, que venían también de los campos de refugiados.

¿Dónde se realizó el campus?

Estábamos en las instalaciones de una escuela franciscana que, desde el jardín de infancia, tiene hasta la secundaria. Una muy buena ubicación, pero desde hace varios años hemos sentido la exigencia de que esta formación sea continua para los niños, por lo que el padre Ibrahim sugirió que realizáramos los trabajos en una construcción que está delante de los locales de la Fundación Giovanni Paolo II.

Esperemos que se pueda empezar a trabajar para crear una escuela estable de danza y arte.

Hablas de arte porque, desde hace varios años, llegas a Belén con los voluntarios de la Academia de Bellas Artes de Nápoles…

Exacto. Juntos quisiéramos dar vida a una escuela de arte en Belén para una formación continua, no solo en estos 15, 20 días del verano. Así podremos dar un verdadero rayo de esperanza y de libertad. Porque el arte, en Belén, es como el pan. A ellos les falta precisamente el “pan” del arte, porque no tienen ninguna posibilidad de intercambio cultural, porque viven como si estuvieran encerrados.

A través de la mirada y las palabras de Irene, una jovencita editora de le revista Teens, podemos ver y escuchar la historia de un viaje a una tierra marcada por las divisiones que, gracias al arte y la danza, encuentra destellos de belleza y esperanza.

Para conocer más sobre la experiencia del Campus 2022 “Armonía entre los pueblos” en Belén, mira el video producido por CSC Audiovisuales.

En Toscana (Italia)

A finales de agosto y principios de septiembre de 2022, los artistas de la Asociación Cultural DanceLab Armonía animaron también el 17° Festival y el 9° Campus Internacional “Armonía entre los Pueblos”, en tierra toscana, en el que participaron jóvenes del Líbano, Bosnia, Egipto, Palestina, Argentina y de varias partes de Italia.

Este año, el Campus formaba parte del proyecto Heartmony de la ONG New Humanity, financiado por la Comisión Europea a través de la convocatoria “Capacity building in the field of youth”. El proyecto, aún en cuso, se propone formar jóvenes a las metodologías de la inclusión social para migrantes y refugiados a través del arte, fortalecer las habilidades interculturales de los jóvenes y reflexionar sobre las causas y efectos de la migración en la cuenca mediterránea.

Me gustaría que cada vez que se cuente la experiencia de nuestro proyecto, se puedan crear conexiones, colaboraciones con otras realidades. Para que, la próxima vez que volvamos a Belén, no sólo pueden participar niños de nuestra escuela, de nuestro territorio, sino también niños de otras partes de Italia.
Antonella Lombardo