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De Líbano a Bolivia, protestas con sentido de unidad
La conflictividad política y social caracterizaron durante los últimos dos meses, a muchos países de América del Sur. Casi en efecto dominó, los problemas iniciaron en Ecuador, luego estallaron en Chile, en simultáneo también en Bolivia (donde la crisis continúa) y finalmente en Colombia.
Las protestas callejeras llevaron a muchas personas a abandonar sus estudios, trabajos y actividades cotidianas. Otros más abandonaron sueños y anhelos.
Renunciar a planes y proyectos no es fácil. Lo relatan Stephanie y Elías, dos jóvenes de Líbano.
Ambos aplicaban para realizar durante 2019 un voluntariado en Bolivia a través de MilONGa, una plataforma de voluntariados que, con el objetivo de ir al encuentro del cada vez más creciente deseo de los jóvenes de realizar experiencias sociales, crea red entre jóvenes y organizaciones.
En los tres años de existencia de MilONGa, 130 voluntarios han hecho su experiencia. El 40% de estas experiencias son realizadas en América Latina y de estos países, Bolivia es el que más voluntarios ha recibido.
La idea de viajar de Líbano a Bolivia para un voluntariado no era extraña, pero fue improvisadamente interrumpida por motivos personales, y sin muchos ánimos, anunciaron que ya no podrían realizar la experiencia: “Cuando tomamos la decisión de parar nuestros planes de ir a Bolivia no fue fácil, porque estábamos muy emocionados de ir a esta experiencia única y habíamos trabajado para ello por varios meses. De alguna forma, llegamos al punto en el que de verdad sentíamos que no eran los planes de Dios que nosotros fuéramos a Bolivia este año. En ese momento no entendíamos por qué y fue con mucho pesar que tuvimos que anunciar que debíamos cancelar el viaje”.
Pero pasaron unos meses y los escenarios de protestas no eran solo en América Latina. Al mismo tiempo las calles de Hong Kong, Irak y Líbano eran también escenario de extensas manifestaciones. En el caso de Líbano, las protestas eran dirigidas en contra de la corrupción política y la crisis económica del país, las cuales llevaron a la renuncia del Primer Ministro, Saad al Hariri.
En medio de esa ola de protestas Stephanie y Elías estaban presentes, viviendo algo histórico en su país.
“Nosotros creemos que esta revolución es un importante punto de quiebre para la historia de Líbano. Es con esperanza que estamos involucrados en esta revolución pacífica. Sabemos que el camino es largo, esta batalla es y será larga y dura, porque nos oponemos a los políticos maquiavélicos, pero creemos que es nuestra oportunidad para cambiar para el bien de Líbano” relata Stephanie.
No estaba en sus planes permanecer en Líbano. Se habían empeñado por ir a Bolivia. Pero de repente la crisis que ambos países vivieron en simultáneo le daba un nuevo sentido a la experiencia que vivían aún cuando no pudieron hacer el voluntariado: “Al final ¡todo sucede por una razón! Elías y yo sentimos que este enorme deseo de ir por una misión a Bolivia se transformó en un distinto tipo de misión aquí en Líbano: en las calles con todos nuestros compatriotas, protestando por justicia y por una vida mejor para cada uno en este país. Al mismo tiempo nuestra misión en las calles es estar ahí para quien lo necesite, para quien se siente de bajón, para quien ha perdido la esperanza, se siente cansado o está enojado, y ayudarnos mutuamente para continuar con la actitud correcta en esta revolución pacífica”.
A partir de los últimos conflictos en varios países del mundo, MilONGa ha visto cómo la red de voluntarios en el mundo ha creado una empatía entre quienes han hecho la experiencia en países que hoy afrontan protestas sociales.
Stephanie concluye: “Esperamos que en el resto de países en distintas partes del mundo, de frente a todas las demandas de la gente, los gobernantes finalmente encuentren la sabiduría para dar paso a una nueva clase de políticos, limpios y competentes para hacer de este mundo un mejor lugar…”