Workshop
Encontrar un terreno común
Por Susanne Janssen
Los Braver Angels vuelven a poner al centro la discusión política.
En Zoom se presentan alrededor de cuarenta participantes, y en cada casilla figura no sólo un nombre sino también una inicial, para indicar la afiliación política: B significa azul (democrático), R significa rojo (republicano).
Una casilla tiene dos nombres, uno con la B, el otro con la R. “Ayúdennos a salvar nuestro matrimonio” bromea la pareja.
¿Qué nos reunió a todos, completos desconocidos, este lunes por la noche? Una esperanza: la de aprender a dialogar y entrar en contacto con quienes tienen opiniones distintas, para estar en grado de trabajar juntos en un clima altamente polarizado. La organización que ofrece estos talleres es «Braver Angels», (Ángeles valientes), y normalmente los encuentros suelen agotarse en pocos minutos.
El moderador, Jeff, “moderadamente rojo”, y su esposa “moderadamente azul”, son expertos experimentados en el manejo de discusiones familiares difíciles. Jeff nos presenta el objetivo del Zoom: “Descubrir el pensamiento, las emociones y las experiencias del otro desde una perspectiva política diferente”.
A su vez, los participantes aprenden a comunicar sus propios pensamientos, emociones y experiencias sin ofender a los demás. Y, en el mejor de los casos, se encuentra un terreno común.
“Esta noche, explica Jeff, “no hablaremos de una persona del color político opuesto. Somos principiantes, por tanto, realizaremos un juego de rol con alguien que tiene convicciones semejantes a las nuestras”.
Mi interlocutora es Sarah, de Seattle. No presentamos y nos contamos qué es lo que influyó en nuestras decisiones políticas.
Aprendemos que “respeto, curiosidad y apertura” son elementos claves. Nos escuchamos con atención y reformulamos las preguntas la una de la otra para asegurarnos que hemos entendido correctamente. En la segunda parte, nos ejercitaremos en exponer cada una el propio punto de vista de manera no ofensiva, evitando declaraciones categóricas.
Al representar el papel de un miembro del partido opuesto, cada una de nosotras disfruta intercalando en la conversación todas las consignas que nos molestan, mientras que el otro lleva con valentía el debate hacia el lejano terreno común.
Fue solo una simulación de un par de horas en Zoom, pero viendo el número de participantes me di cuenta de cuánta gente está insatisfecha con el clima actual de división política. ¿No hubo una época en la que pudimos aprender unos de otros? ¿En la que elegimos amigos que completarían nuestra visión del mundo, y no que simplemente estuvieran de acuerdo con nosotros?
El nacimiento de la organización
Braver Angels nace en ocasión de las elecciones presidenciales del 2016, pero la idea se remonta incluso antes de la controvertida campaña electoral. David Lapp, uno de los cofundadores, nos ilustra la motivación: “Nosotros de Braver Angels distinguimos entre un fuerte desacuerdo en determinadas cuestiones, que es una característica normal y positiva de una democracia sana, y el odio recíproco entre conciudadanos, una falta de confianza tan fuerte que empuja a rechazar el entrar en relación con el otro”.
Los Braver Angels quieren combatir esta tendencia, que se remonta a la década de los años 80 del siglo pasado. “En la década de los años 60 había una cierta probabilidad de escuchar decir a las personas que estaban en contra del matrimonio entre personas de color de piel diferente”, explica Lapp. “Pero se aceptaba que un hijo se casara con una persona del partido opuesto. Hoy es lo contrario. Los sondeos muestran que, generalmente, la gente no tiene problema con la idea de casarse con alguien de otra etnia, pero la idea que los propios hijos se casen con simpatizantes del partido contrario es incómoda”.
David Lapp y sus amigos, David Blankenhorn y Bill Doherty, se unieron para preguntarse: “¿Qué podemos hacer frente a esta tendencia? ¿Existe una forma de reducir las divergencias? ¿Se puede hacer entrar en relación personas de partidos adversarios? “Su primer taller, en diciembre del 2016, tres semanas después de las elecciones, fue un experimento simple.
En South Lebanon, Ohio, los cofundadores reunieron a diez votantes de Donald Trump y diez personas que habían votado por Hillary Clinton. “Había personas de diferentes orígenes”, recuerda Lapp, “el obrero estaba sentado al lado del médico, el maestro al lado del traficante de armas”. Fue un fin de semana importante. “Al inicio las personas se mostraban aprensivas, asustadas, pero al final todos advirtieron un gran sentido de solidaridad”.
Laap recuerda las palabras del Papa Francisco sobre la fraternidad: “Hemos sentido la fraternidad entre nosotros, y ha sido un sentimiento increíble”. Entonces, decidieron proponer otros talleres, y la realidad de Braver Angels creció rápidamente: hoy, la organización cuenta con alrededor de 17.000 miembros en los 50 estados y más de 75 sedes locales, cada una dirigida por un moderador “rojo” y uno “azul”.
Ejercicios de humanización
Además de los talleres de escucha, Laap y sus colegas no rehúyen abordar temas espinosos. Recientemente organizaron un debate online con el título “Fraude electoral: ¿uno de los problemas más graves en Estados Unidos?” Cuatro personas que lo consideraban un problema grave, tomaron las palabras, luego cuatro personas con posición opuesta, y finalmente el público pudo formular sus preguntas. “Fue un debate exitoso y valiente”.
La mayoría de los talleres están a cargo de voluntarios, lo que demuestra que muchas personas quieren trabajar para ayudar al país a encontrar formas de comunicarse y recuperar la mutua confianza.
Una premisa fundamental es “no pensar que se puede cambiar al otro”. Las opiniones políticas están unidas a nuestros valores más profundos y son cargas emocionales, por tanto, es necesario negarse demonizar la otra parte y, en cambio, buscar puntos en común.
También es fundamental recordar que en el campo opuesto del debate siempre hay una persona humana: “Odiar a alguien que conocemos es más difícil”. Una de las preguntas en un taller, explica Lapp, pide a quienes se definen como conservadores convencidos o progresistas convencidos “¿por qué cree que el partido político en el que está asociado le está haciendo bien al país? ¿puede expresar las reservas y dudas que tiene hacia su partido y sus dirigentes? De esta forma, los participantes descubren que la persona que tienen en frente tiene sentido común y no está completamente sesgada.
A través de sus reuniones y talleres en línea, Braver Angels, tiene como objetivo contrarrestar los medios más polarizados que, si bien son la causa directa de la radicalización, a menudo son culpables de elevar los tonos.
“A menudo escuchamos decir a los conservadores que su mensaje es completamente incomprendido por los principales canales de información y por los periódicos que consideran progresistas. Por otro lado, los progresistas se dicen profundamente preocupados por las posiciones de los medios conservadores como Fox News y Newsmax. A nosotros nos corresponde elegir si sintonizamos canales que promueven la polarización presentando la otra parte sin ninguna empatía y sin explicar la complejidad, o si escuchamos a quien presenta los dos puntos de vista de manera más articulada”.
Laap da un ejemplo personal: “políticamente tiendo a ser conservador, así que me suscribo a National Review, que es una revista mayoritariamente conservadora, y a Mother Jones, un periódico progresista, porque me interesan sus argumentaciones”.
Hacia una unión más perfecta
Los participantes del proyecto se llaman Braver Angels haciendo referencia a Abraham Lincoln, quien pidió a los estadounidenses apelar a los “mejores espíritus” (“better angels”) de su naturaleza, pero también buscar el valor para formar una unión más perfecta. “sin malicia hacia nadie, con caridad hacia todos”.
Muchos de los Braver Angels abogan por pasar a un sistema de tipo proporcional en lugar del actual, en el que el candidato ganador “se lo lleva todo”. Esto daría a los candidatos independientes moderados la oportunidad de ganar más escaños.
Particularmente Lapp se opone a lo que llama “polarización negativa”, es decir, la forma de pensar que “si gana el partido Demócrata/Republicano, es el fin del país”.
“En cambio, deberíamos poder decir: “aquí hay un partido político que realmente me refleja, tal vez no estoy de acuerdo en todo, pero representa lo que creo, así que defiendo sus valores”. En este sentido, creo que sería un punto de inflexión permitir que “terceros” se establezcan en este país”.
Mientras tanto, espera que demócratas y republicanos reanuden su trabajo conjunto por el bien del país.
La organización obtiene buenos resultados también sobre temas más difíciles. En el Oregon, un grupo nos pidió un taller sobre el tema del aborto, que reunió a siete exponentes políticos contrarios y siete favorables. “Durante el encuentro, lograron encontrar catorce puntos sobre los cuales todos estaban en perfecto acuerdo. Hasta con un tema tan controvertido como el aborto, las personas lograron trabajar juntas por el bien común y, de paso, la mayoría de la gente no tiene opiniones tan extremas como las de los portavoces “oficiales” de los partidos”.
¿Un tercer camino?
Si la opinión de muchos es que los participantes en los talleres, en su mayoría son moderados, o que la organización evita la polémica, los Braver Angels trabajan para desmentir esta idea oponiéndose también a cualquier forma de “cultura de cancelación” (el ostracismo de hoy).
“Lo vemos así: si un tema despierta interés, debemos poder abordarlo de buena fe, aunque solo sea para construir ese vínculo social que nos permite conocernos mejor, reconocernos como seres humanos con igual dignidad, para dejar de albergar desprecio hacia nuestros conciudadanos. Es útil para el vínculo social”. Explica Lapp. “Cuando una persona se siente silenciada, tiende a tomar una posición aún más extrema y demonizar aún más la otra parte”.
No es fácil tomar en serio el punto de vista del otro cuando un argumento toca sensibilidades. Durante nuestro simulacro, Sarah ya logró provocarme con sus argumentaciones sobre el control de las armas. ¿cómo reacciono? Digo mi opinión con tranquilidad, basándome en mi experiencia, cuento como llegué a formar una opinión y le pregunto cómo formó ella la suya. La discusión termina bien. ¿Habré aprendido lo suficiente para enfrentar la próxima conversación difícil en la vida real? Eso espero.
Hablar con alguien personalmente es mucho más fácil que reunirse virtualmente. Sin embargo, con el inicio de la pandemia, también los Braver Angels, como todos los demás, se han movido online. “Antes de la pandemia, organizábamos todo de forma presencial”, cuenta Lapp. “Y sucede algo mágico cuando nos encontramos de persona. De todos modos, al inicio del 2020, habíamos establecido que una de las prioridades de la organización habría sido la de ofrecer nuestros talleres online. Luego llegó la pandemia y aceleró el proceso, obviamente, por esto hoy estamos en capacidad de llegar a muchas más personas”.
Aunque las citas en línea no pueden remplazar los encuentros cara a cara, Lapp ha entendido que pueden ampliar los horizontes de las personas. “Un conservador de Iowa, por ejemplo, puede conectarse con un progresista de Berkeley, en California, que a lo mejor se ha preguntado “¿dónde puedo encontrar un conservador con quien hablar?” El conservador de Iowa simplemente se presenta en el Zoom y dice: “Aquí estoy, me encantaría tener una charla”. Esto permite que personas de diferentes estados se encuentren”.
El trabajo de Lapp con los Braver Angels lo lleva a creer que se puede ir más allá de la polarización. “No estoy diciendo absolutamente que sea obvio tener éxito. Es perfectamente posible que en nuestro país sigamos por el camino que lleva al prejuicio extremo del otro hasta el punto de terminar en violencia. Esto es lo que pasará si no hacemos nada”.
“Lo que da esperanza es que hay tanta gente en nuestro país, conservadores, centristas y progresistas con fuertes convicciones, que creen que se debe encontrar una mejor manera de expresar convicciones sólidas, en lugar de alimentar la polarización. Lo que me da confianza es el hecho que cuando reúnes a las personas, ellas se interesan la una por la otra, y quieren ir más allá de la división”
Para Lapp también es una vocación personal. “Quiero gastar mi vida para contribuir a construir en los Estados Unidos de América la que el Papa llama “La cultura del encuentro”, moderando reuniones en la que las argumentaciones válidas de cada una de las partes, como dice el Papa, sean reconocidas como útiles y logren producir una síntesis, un tercer lugar que no imaginábamos antes, en la política e incluso en la Iglesia.
Y el Espíritu Santo ayuda a dar vida a este ercer lugar que nos sorprende y nos ayuda a ir adelante, manteniendo la integridad de nuestras convicciones”.
Con la ayuda de Dios, puede convertirse en realidad.
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