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“Esto es vida”: ¡Mi Genfest, hace 50 años!

 
1 julio 2024   |   Italia, genfest, Loppiano
 
Genfest 1973 - Foto Archivio Loppiano
Genfest 1973 – Foto Archivio Loppiano

Valerio Gentile, que vivió los primeros Genfest, cuenta…

Imagínense a un grupo de jóvenes, viajando por media Italia del norte, a finales de los años sesenta e inicios de los setenta, armados de guitarra, con melena y pantalones campana. Que están en un conservatorio en Milán, en la Feria de Génova o en un teatro en Turín cantan y hablan de una revolución; son portadores de un mensaje desafiante para la sociedad constituida, que precede un cambio con respecto a lo que está sucediendo.

Valerio Gentile
Valerio Gentile

Tranquilos, no es como piensan. Esta es otra revolución que involucra miles de jóvenes y que por aquellos años lleva al nacimiento de los Genfest. Demos un paso atrás con Valerio Gentile que a inicios de los años setenta es un veinteañero de Turín que estudia Lenguas y Literatura extranjeras en la universidad y trabaja un poco en el negocio deportivo de la familia.  «Éramos jóvenes como los demás, sumergidos en los desafíos más actuales, y respirábamos también culturalmente, todas las sugerencias de la época, que eran las contestaciones juveniles de 1968, pero nosotros teníamos otra revolución». De hecho, Valerio había conocido el Ideal de la fraternidad propuesto por Chiara Lubich y lo había hecho propio: «Era inevitable hablar de revolución porque de eso se trataba, pero estaba hecha de amor por Dios, por el prójimo, que te llevaba realmente a tener un cambio de pensamiento y de acción, poniendo en el centro al otro».

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, en aquel contexto lanza las “jornadas de los jóvenes” que se realizan en los lugares típicos de concentración de jóvenes. «La idea de Chiara de lanzar las jornadas de los jóvenes ciertamente también era una respuesta a las contestaciones del ‘68»-continua Valerio- «Las contestaciones juveniles estaban caracterizadas por las asambleas en las escuelas, universidades, tanto que, de un encuentro, así como es hoy el Genfest se comenzaba a hablar ya es esas ocasiones. Hubo todo un legado de los grandes encuentros, como por ejemplo el de Woodstock, también nosotros los organizábamos, y también para realizar los más pequeños, entonces hacíamos locuras. Valerio cuenta de viajes Turín-Milán y regreso en una noche, para hablar a un grupo de jóvenes, para preparar otro encuentro, para ponerse de acuerdo con todo el grupo sobre los próximos pasos qué dar. Piensen que no había Internet, WhatsApp y mucho menos zoom, todo se hacía con un teléfono fijo de casa, sin ninguna privacidad con respecto a la familia que no siempre entendía y con largos viajes y sacrificios para encontrarse físicamente.

Loppiano, la ciudadela internacional de los Focolares, cerca de Florencia, nació pocos años antes y mira lo que está sucediendo a su alrededor, y se comienza así a hablar de un gran encuentro precisamente en Loppiano. «Tal vez era ya un primero de mayo, aquel 1971, cuando el encuentro tomó forma de un gran meeting de conjuntos musicales. También yo, como otros jóvenes de la época, formaba parte de un conjunto musical que quería testimoniar la unidad con la música, y nosotros fuimos a participar con dos canciones». Aquel primer encuentro fue un gran testimonio que los “gen”, es decir los jóvenes de los Focolares, no son diferentes de los otros jóvenes, tienen las mismas aspiraciones de belleza, de grandeza, de plenitud de vida. Valerio continua: «Aquel 1971 de hecho, fue una emoción muy grande, y ya se percibía que todo habría sido mucho más grande, tanto que ya en 1972 se repite la manifestación, pero es en 1973 que puedo decir que participé al primer Genfest».

De hecho, del encuentro de 1971, la experiencia se convirtió en un árbol mucho más grande que involucra desde la preparación a jóvenes de otras ciudades de Italia y también de Europa con la misma modalidad de viaje y teléfonos fijos como mencionamos antes y con una Italia todavía sin autopistas. En uno de esos encuentros que lo llevan a Milán una vez a la semana, a Valerio le piden que prepare el tema de inicio de la manifestación, con el título “Hombre Mundo, más allá de las barreras”. Pasar de los palcos de teatro o conservatorios al palco del primer Genfest es casi algo natural: «Cierto, éramos conscientes que todo ese esfuerzo significaba construir un mundo nuevo donde los valores en los que creíamos se ponían al alcance de todos. Esto significaba un trabajo muy intenso para preparar experiencias, canciones, temas, pero luego nos confrontábamos, a veces era difícil, pero el sentido de agregación, de ser un solo cuerpo, nos daba una motivación infinita. No vivíamos en una burbuja de aire, el entusiasmo era concreto».

Un recuerdo particular de Valerio es el Genfest 1974, ya se comienza a crear una tradición con respecto a este gran encuentro de los jóvenes y el número de participantes en pocos años aumenta muchísimo.

«El día antes se preveía un gran aguacero y fue imposible detener los autobuses con jóvenes que de toda Europa llegaban a Loppiano para un encuentro programado al abierto. ¿Qué hacer? Durante la noche organizamos los grandes galpones donde se criaban pollos, improvisando salas y llenándolas de incienso para eliminar el olor a pollo; el día siguiente realizamos el programa “a rotación” en los distintos lugares, de manera que todos vivieran la misma experiencia, pero en diferentes momentos».

El Genfest 1974, Valerio lo recuerda como profético en cierto sentido, porque da la nota de lo que luego sucederá en los años sucesivos con los Genfest locales: encuentros más pequeños, pero sobre el mismo modelo del más grande, precisamente como sucederá dentro de pocos días en Aparecida y en otras partes del mundo.

«El resto es historia, desde el ’75 los Genfest salen de Roma y ya desde hace algunos años también a otras partes del mundo, pero la nota es siempre la misma, como nos enseñó Chiara Lubich: también una sonrisa inconsciente, es amor, es decir daban un valor extremo a amar al otro también en lo absurdo, también sin decir nada. Antes estaba este testimonio y los Genfest nacieron también sobre esto, o al menos yo los he vivido así».

Valerio se despide con el augurio para los jóvenes que hoy se preparan a vivir un Genfest: «Hoy ha habido una grandísima evolución en todo, pero yo les deseo a ellos lo que a mí me sucedió. El Genfest ha sido un momento muy importante en mi vida, en el que entendí que Dios me necesitaba, porque tiene el sueño que “todos sean uno”. Un sueño, una locura, pero el Genfest ha entrado en mis venas llevándome a vivir una revolución que no ha sido de 8 horas de ocupación de una universidad, sino que pide amar a quien tienes cerca 24/24. ¡Pero esto es vida! Deseo que cada joven descubra y redescubra la fuerza y la belleza de todo esto».

Genfest 1973 – Foto Archivio Loppiano

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