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“Instrumentos de paz para un corazón destrozado”

 
11 febrero 2022   |   , ,
 
Por Giovanna Pieroni

Compartimos la historia de Trésor, joven de la República Democrática del Congo. Una vida transformada gracias al proyecto “Petite Flamme”.

Trésor nace en un pueblito en la periferia de Kinshasa en la República Democrática del Congo. Una zona que los conflictos armados, crisis climática y alimentaria, agravadas por la pandemia, hacen que sea una de las áreas más críticas del mundo. Para los niños de Kinshasa la falta de acceso a agua potable, a los servicios higiénico-sanitarios son la causa de la elevada mortandad infantil. El acceso a la educación es realmente difícil. Sin embargo, el padre de Trésor es reparador de aeronaves esto le permite frecuentar la escuela del municipio de Barumbu. Trésor, el mayor de seis hijos, en un cierto sentido es afortunado con respecto a los otros niños. Desafortunadamente, a causa de una grave enfermedad, el padre muere y la madre, que debe soportar la pesada carga familiar, sucumbe a las penurias. En resumen, Trésor prontamente queda huérfano de ambos padres.

Tiene solo 13 años de edad, pero es como si la vida hubiera terminado… además del inconsolable dolor de perder a sus puntos de referencia, está también al comienzo de un descenso hacia la más profunda desesperación y miseria. Sus 5 hermanitos acusados de brujería son expulsados de su familia extendida. Trésor es acogido en casa de un tío, pero se siente solo, desconfiado de todo y de todos: «A veces, había algo para comer, pero no tenía apetito porque pensaba en mis hermanitos: ¿habrán encontrado algo para meterse a la boca? Y le pedía a Dios que los protegiera. Una persona vive hasta que siente que su vida tiene un sentido y que es útil para algo… yo me comportaba como un muerto viviente. Si la naturaleza me hubiera dado la fuerza de desaparecer y la posibilidad de aparecer donde están mis padres, lo habría hecho, simplemente para decirles a ellos: ¡te extraño mamá, te extraño papá!».

Un día, antes del comienzo del año escolar, alguien llama a la puerta y, para Trésor, la vida comienza a cambiar. «A veces -comenta- nos preguntamos si la vida tiene un sentido, y es entonces cuando nos encontramos con seres que le dan sentido a la vida». Es incluido en el proyecto Petite Flamme, que se ocupa de los niños de familias pobres y de los huérfanos: «Para mí fue el inicio de una historia que ha cambiado mi vida y mi forma de ver el mundo, después de un período de llanto, soledad y desconfianza».

La señora Aga Kahambu, del Movimiento de los Focolares que coordinaba el proyecto, lo quiso como una madre. «Con Aga comencé a compartir mis problemas, le conté de mis hermanos y así también ellos pudieron ser ayudados; recibí consejos de ella que me han guiado en la vida y que comparto también hoy con quien está pasando un momento difícil».

El proyecto Petite Flamme de Barumbu

Petite Flamme es una obra social iniciada en 1996 por iniciativa de un grupo de personas pertenecientes al Movimiento de los Focolares con el objetivo de atender a los niños desfavorecidos, de la provincia de Kinshasa y, en particular del municipio de Barumbu, brindándoles educación, alimentación, asistencia médica y apoyo a algunas familias en condiciones de extrema pobreza, gracias también al programa de adopciones a distancia de Acción Familias Nuevas. Con el pasar del tiempo las necesidades han aumentado y, de año en año, se han agregado clases escolares de acuerdo con las solicitudes de la comunidad.

Hoy, Petite Flamme, reconocida por el Ministerio de Educación, incluye además de siete escuelas (cinco en Kinshasa, una en Kikwit y una en Idiofa), también un centro de formación profesional y de enseñanza básica situado en Kingabua, frecuentado por mujeres jóvenes en dificultad. En veintisiete años de actividad, el proyecto, en esta zona tan difícil, ha acompañado a miles de niños en su recorrido escolar y formativo, sacándolos de la calle donde corren el riesgo de caer en la red de la delincuencia, de la prostitución o ser reclutados para combatir.

La nueva vida de Trésor

Habiendo encontrado un poco de paz y la esperanza de que la vida aún le deparara algo bueno, Trésor recomienza a estudiar. Con gran determinación, va adelante en sus estudios y se convierte en el primer niño de Petite Flamme que se inscribe en la universidad y obtiene el diploma de grado en Matemáticas e Informática, allanando el camino a muchos otros muchachos que siguen su luminoso ejemplo.

Trésor prefirió quedarse en Kinshasa para ponerse al servicio de los demás en su comunidad, haciendo suya la misión de ayudar a niños vulnerables y en dificultad a quienes enseña matemática, francés, informática, cultura general. Después de la visita al proyecto del equipo de AFN, en 2017, también decidió aprender italiano y colaborar en el servicio de correspondencia con los que apoyan el programa de adopciones a distancia.

«Si tratas a un individuo como es, él seguirá siendo lo que es, -concluye Trésor- si lo tratas como si fuera lo que podría ser, entonces tiene la posibilidad de convertirse en ello. En cuanto llegué al Petite Fiamme fui tratado como una persona grande, responsable, la gente me consideraba y me hablaba con amor, para mí fue un signo de consideración que estas personas veían en mí un verdadero líder y me han ayudado a convertirme en uno de ellos».

Trésor es apreciado y amado por los niños. Es un gran educador y líder en todos los aspectos, habiendo obtenido también el diploma de «Eco For Leaders», en el Instituto Universitario Sophia, para contrarrestar el tribalismo, la corrupción y los conflictos sociales.

De su vida ha sacado un libro, que espera ser publicado, titulado “Fruto del amor verdadero”. Lo ha escrito para agradecer a todos aquellos que lo han acompañado con afecto sincero y competencia, que él llama “Instrumentos de paz para un corazón destrozado”, y para evidenciar que siempre es posible volver a empezar, gracias al apoyo de una mano cercana.

Esta mano puede ser la de cada uno de nosotros que decide no permanecer indiferente ante el grito de los necesitados. Lo que sucede después, sencillamente puede ser extraordinario.

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