Workshop
La fuerza del Genfest: el testimonio de Luisa Rodrigues
El testimonio de Luísa Rodrigues, colaboradora de United World Projet, que vivió directamente el Genfest, la manifestación internacional de los jóvenes del Movimiento de los Focolares.
El 2024 ha sido el año del Genfest en Aparecida, en Brasil: una gran oportunidad para los jóvenes de todo el mundo. Hemos hablado en distintos artículos y entrevistas sobre la historia y el presente de este extraordinario evento organizado para continuar a construir la unidad y la fraternidad entre los pueblos.
No podíamos, entonces, no escuchar los testimonios de dos colaboradores históricos de www.unitedworldproject.org: Anita Martínez y Luísa Rodrigues, que vivieron directamente esta manifestación dividida en tres fases: la 1, la 2 y la 3. Creemos que sus recuerdos y sus reflexiones puedan ser muy útiles para comprender todavía mejor el valor de este precioso acontecimiento. Con Luisa comenzamos desde el momento en el que supo que participaría.
¿Cuándo supiste que participarías en el Genfest de Aparecida?
Había participado a los Genfest de Budapest, 2012, y al de Manila, 2018 donde fue anunciado el de Brasil, en 2024. Nosotros brasileños lo festejamos, pero entendimos nuestra gran responsabilidad: ¡nos tocaba a nosotros! Sabíamos el gran impacto del Genfest en la juventud del mundo. Inmediatamente quisimos que otros experimentaran lo que nosotros habíamos experimentado.
Luego, el Covid.
Y no hubo un proceso normal de preparación. Surgieron dudas sobre la organización en el 2024, si presencial o no. Hablamos mucho con los organizadores de Roma, en el Centro de la Obra. Estábamos de acuerdo en la importancia de la presencia y se eligió Aparecida, cerca de San Paolo, por motivos geográficos, logísticos y económicos.
¿Cómo fue tu trabajo?
Me dediqué principalmente a la fase 1, la del voluntariado, del 12 al 18 de julio, con realidades en Brasil y América Latina. En mi ciudad, Brasilia, está la AFAGO: una ONG que ayuda a niños y familias vulnerables económicamente. Trabaja todo el núcleo familiar. Revivimos a 70 jóvenes de muchos países del mundo, de los cuales, 40 eran de diferentes lugares de Brasil.
Un trabajo que comenzó antes de 2024
Un año antes comenzamos a ir todos los meses a Afago, para establecer una buena relación con las familias. Cuando llegó el Genfest, había una bella amistad.
¿Una relación en crecimiento?
Comenzamos 5 y al final éramos 35 personas, que mientras tanto se animaron a participar del Genfest. Había idiomas y culturas distintas, fue fantástico conocerse a pesar de este límite, involucrándonos para interactuar con estos niños.
¿Para ti era la primera experiencia de este tipo?
Había vivido una similar en el Genfest de Manila, y estuve contenta de ofrecerla para ayudar a otros.
¿Cómo resumirías el Genfest?
Un sueño y una llamada: a amigos sedientos de vida, justicia y paz.
¿Qué probaste esos días?
Alegría por la relación establecida entre nosotros, los niños y las personas de la Comunidad. El último día compartimos sobre la semana. Todos lloraban de felicidad y ya de nostalgia.
¿También tu?
Sí, me emocioné muchas veces. Dios se manifestaba en los demás, se respiraba un deseo auténtico de un mundo unido, de fraternidad, de deseo de llevar amor al mundo.
Al fin de cuentas, el tema del Genfest era “Juntos para cuidar”
Cuidarse juntos. Todo era verdadero, estaba ahí. Concreto. Profundo. En las experiencias.
Luego la fase dos:
Trabajé en un stand del Proyecto Mundo Unido. Qué bello mostrar al mundo su trabajo para construir relaciones, hacer redes. Dar a conocer este espacio en el que se habla de mundo unido. He notado mucha curiosidad por parte de las personas.
¿Otros recuerdos de la fase 2?
El primer día, a través de un workshop, las “Comunidades” presentaron su trabajo. Luego hubo una celebración interreligiosa por la paz, que considero uno de los momentos más bellos del Genfest. Había representantes de varias Iglesias cristianas, de religiones afrodescendientes, de agnósticos. Cada uno llevaba un testimonio de fe y ofrecía sus intenciones por la paz. Un muchacho hindú danzó: era su modo de orar por la paz. A través del arte.
Muy lindo
Un sueño realizado. Ver a tantas personas de distinta fe reunidas en el amor. Porque esto une. No tenemos que ver lo que nos divide, sino el deseo común de unidad. Todos tienen el amor como base.
Volviendo a las “Comunidades” …
Pusieron mucho empeño en su workshop. Muchas personas los han vivido como experiencias importantes: encuentros prácticos para conocer lo que cada comunidad puede hacer.
¿Qué te queda en el corazón de esos días?
Las experiencias que contaron en el escenario. Sobre proyectos de economía, comunión y ecología. También experiencias personales sobre fragilidad y dolor.
¿Algunas en particular?
Una chica de Siria, con una historia de guerra y sufrimiento. Ya iba a terminar la universidad, le faltaba la tesis. Me puse en su lugar: no es fácil graduarse, pensemos en un contexto así. En su tesis habla de fraternidad y paz.
Conmovedor.
Otra experiencia fuerte fue la de un niño soldado. Un muchacho de Sierra Leona que siendo pequeño fue obligado a la guerra. Conocía solo muerte y violencia, hasta cuando logró huir. Estaba convencido de que su madre había muerto. Luego la encontró, junto al camino del perdón. Conoció el Movimiento de los Focolares: el arte de amar del que hablaba Chiara Lubich. Salió de la oscuridad de la violencia extrema. Ahora trabaja para llevar la paz a su país.
Sobre esta historia hemos hablado también en unitedworldroject.org
Luego la experiencia de una chica italiana, la cantante Francesca Gallo, que habló del bullying sufrido en la escuela y cómo lo superó a través de la familia y amigos verdaderos. Puso su dolor en las canciones, recomenzando a vivir.
¿Qué tienen en común estas historias?
¡Esperanza! Luz para nuestros desafíos.
Te pregunto algo más sobre Afago: ¿Cómo trabaja? ¿Cómo son los niños que acompaña?
Acompaña alrededor de 82 familias con niños que no han salido nunca de su pobre barrio. Nunca han visto el centro de Brasilia. A ellos se les abrió el mundo en aquellos días. Han visto un futuro más grande. Su felicidad me impresionó profundamente. Se sintieron amados. Con ellos talleres hicimos de música y danza mezclando países y culturas.
Más allá de las diferencias…
El lenguaje del amor te hacer dar ganas de conocer al otro. Tuve la certeza de querer continuar con esto: llevar el mundo unido también a los más pequeños y excluidos. Es el camino de la felicidad verdadera. Hemos continuado este recorrido también después del Genfest: un sábado al mes. Mucho trabajo pero también mucha alegría.
¿Son los frutos del Genfest?
Este Genfest me ha enseñado la alegría de dar mi tiempo y mis fuerzas para algo que marque la diferencia, que cambie la vida de otros. Me ha dado la alegría de vivir por el mundo unido, de sentirlo y tocarlo. Una cosa es decirlo y otra vivirlo.
De verdad
Otra palabra de este Genfest, es “milagro”.
¿En qué sentido?
Ha habido problemas y desafíos. También tuve miedo de que esto pudiera ir mal. Y he aquí el milagro de muchas personas que hicieron mucho. Para mí este ha sido el Genfest más especial. Me ha hecho entender que hay muchas personas. Grupos y proyectos, que trabajan por un mundo mejor. Los he visto en los diferentes stands en el centro del evento. Sostenibilidad, trabajo, economía de comunión. El deseo y compromiso por un mundo unido está en todo el mundo. Una gran lección.
Gasolina para el futuro.
De hecho, otra reflexión es que no podemos quedarnos aquí. Tenemos que seguir esforzándonos. Relacionarnos con estos grupos, hacer redes. Juntos somos más fuertes y podemos “cuidar” mejor. Tenemos que buscar espacios para conocernos. El conocimiento recíproco abre horizontes y corazones.
¿A quién quisieras llevar este mensaje recibido?
A muchos que no creen más. Que no tienen más esperanza, delante de las guerras y crisis ambientales. Que no encuentran respuestas. Esta es la importancia del Proyecto Mundo Unido y del Genfest: mostrar el trabajo de quien está tratando de cambiar las cosas. De quien está esforzándose, como protagonista.
Heridas y esperanzas, dificultades y perseverancia para ir adelante.
Esto resume la frase de Margarer Karram, la actual presidente del Movimiento de los Focolares: «No descansemos hasta alcanzar la paz». No podemos sentarnos y esperar a que alguien más actúe. En el Genfest encontrarás herramientas y oportunidades. Mira, existe esta realidad del mundo, existen estas hermosas experiencias. ¿Quieres ser parte de ello? A través de estos grupos, estos proyectos de la Comunidad Mundo Unido podemos tener un impacto global. Tu religión, cultura, país, idioma no importa.
La misma Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, fue joven en un tiempo difícil: bajo las bombas de la Segunda Guerra Mundial.
Pero no renunció a soñar en grande. A pesar de la guerra, sonó la unidad universal, el que todos sean uno. En el Genfest se hizo esta conexión entre Chiara y nosotros jóvenes, hoy: a través de su texto “Hombre Mundo”. También nosotros podemos soñar. Actuar, trabajar para que este sueño se haga realidad.