Gracias al trabajo de AMU, en México, nació el “Refugio de la Esperanza”: es una casa para huéspedes muy particulares que, con valentía, han decidido dar un vuelco a su vida.

En México existen fuertes desigualdades sociales que concentran el bienestar, compuesto de trabajo, riqueza material, salud y educación, en las manos de pocas personas. Esta situación favorece la desocupación y la marginación social sobre todo de los jóvenes. La mayor parte de ellos se encuentran expuestos y son vulnerables, terminan realizando trabajos temporales o irregulares, o caen en las redes de la criminalidad que los aprovecha para la producción, el consumo o venta de drogas.

El problema de la dependencia de las drogas, alcohol y otras sustancias tóxicas entre los jóvenes del oriente de la Ciudad de México, es un fenómeno persistente y en crecimiento.

El proyecto “Refugio de la Esperanza” – LiberarSé, en el Municipio de Nezahualcoyotl, surge como una respuesta concreta a las necesidades que aparecen precisamente de este drama social. Es una iniciativa del Movimiento Juvenil Urbano A.C. y Promoción Integral de la persona A.C. Es un lugar accesible incluso para quienes no cuentan con grandes recursos económicos, para “librarse” de la adicción de las drogas y completar la fase de post-recuperación y reinserción social.

Todo ello gracias al trabajo de  AMU –Azione per un Mondo Unito, en colaboración de EdC- Economia di Comunione, que en cuatro meses, durante el 2020, removieron el polvo y la humedad de una vieja casa, abriendo espacio a la luz y a la belleza de ésta que, de hecho, es una granja; aquí el cuidado de los animales, de los árboles frutales y de las áreas verdes, junto con una carpintería, serán parte del recorrido de reinserción social que tiene su centro en la reciprocidad de las relaciones, y en la fraternidad, un método pero también una meta.

Rodrigo, de 25 años, quien ha tenido serios problemas de adicción al alcohol, sabe algo al respecto. De joven abandonó sus estudios y tiene a sus espaldas experiencias difíciles y violentas de vida familiar. Está completando un proceso de desintoxicación y está contento de comenzar su experiencia en el Refugio, tan pronto como las condiciones debidas al Covid-19 lo permitan. “Estoy emocionado de comenzar mi rehabilitación. Mi mamá me necesita, por ella y por mi futuro haré todo mi esfuerzo para salir de esta dependencia y comenzar una nueva vida”.

También Paolo, de 20 años, tiene una historia difícil a sus espaldas: tras la muerte del padre fue a vivir con un tío, pero nunca se sintió a gusto. Sin embargo. Hoy comprende la oportunidad que le ofrece el Refugio: “Soy demasiado joven para arruinar mi vida de esta manera. ¡Tengo la oportunidad de liberarme y quiero aprovecharla al máximo!”

El Refugio acogerá a ocho personas que encontrarán las puertas abiertas para ser recibidos, corazones sinceros para ser escuchados y manos trabajadoras para construir juntos un nuevo futuro.

Vea las ideas sobre el proyecto y las actualizaciones en tiempo de Covid-19:

En México, apoyo a jóvenes en tratamiento de desintoxicación (Covid19)

Refugio de la Esperanza – LiberarSe – México