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Los Juegos Olímpicos, ese evento que escribe la historia
¿Cómo nacen los Juegos Olímpicos? ¿Cómo se actualiza su propósito original en la actualidad? Desde la Grecia antigua, un evento que tiende a la unidad de los pueblos y a profundizar los valores y la universalidad del deporte… y que hace historia.
“Este es un año histórico”. Y esta es una frase que se dice todos los años. Sin embargo, por tantos motivos, este año lo es… en gran parte, gracias a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. ¿Y por qué?
Hace aproximadamente 2800 años comenzó en Grecia este gran evento cuatrienal que reunía a los atletas de ciudades como Atenas, Platea, Esparta y Olimpia, entre las principales polis. El concepto que rodeaba a los Juegos era el de ‘fiesta en honor a los dioses’ en la que se practicaba la ἐκεχερία, es decir, tregua o paz olímpica. Es decir que su principal premisa consistía en pausar todas las guerras y batallas que se libraban en ese momento entre los pueblos. Una premisa obligatoria. Las guerras se suspendían y los deportistas podían así desplazarse a Olimpia en paz – territorio neutral–, y participar de la competición.
Los Juegos de la era moderna no contemplaron esta premisa clave hasta que, en 1991, por las guerras yugoslavas, el Comité Olímpico Internacional (IOC, por sus siglas en inglés) y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas analizaron la necesidad de restaurar la tregua. En 1992, se instó a los Estados a observar la premisa… claro, ‘observar’ no implica poner en práctica. Con lo cual, muchos Estados prefieren observar sus propios intereses que los del mundo entero.
Sin embargo, cada año los Juegos Olímpicos traen pequeños símbolos que testimonian un trabajo en curso, una paz en camino. En Río 2016, por ejemplo, participó, por primera vez, el Equipo Olímpico de Refugiados (EOR, ‘équipe olympique des réfugiés’) poniendo el foco en esta emergencia mundial. En ese entonces, el equipo consistió en 10 atletas, originales de Etiopía, Sudán del Sur, Siria y República Democrática De Congo. Este año son 29 deportistas de 11 países, que han entrenado en 13 países anfitriones y representan 12 disciplinas diferentes. Como se pudo ver en la Ceremonia Inaugural, desfilaron luego de Grecia (que, por protocolo, inicia el desfile por ser la patria de nacimiento de los Juegos) bajo la bandera de los Juegos Olímpicos.
Para más historias sobre el EOR, te invitamos a leer este artículo.
El fuego de la paz
La llama de Olimpia significaba paz. Cada cuatro años se encendía un fuego capaz de frenar guerras. Esa flama, que entonces ardía en el altar de Zeus en honor a la diosa del fuego, Hestia, hoy se conoce como “antorcha olímpica”, y es encendida por la acción de los rayos del sol en la ciudad olímpica y transportada hasta la sede de los Juegos, donde es custodiada y apagada al finalizar el evento.
En la era moderna era generalmente un ícono del deporte quien tenía el honor de encender el pebetero olímpico, como sucedió, por ejemplo, con Muhammad Ali en Atlanta 1996 o Li Ning en Beijing 2008. Este año fue el turno de la tenista japonesa Naomi Osaka.
Sin embargo, la más simbólica de todas las llamas, fue la de los Juegos de Londres 2012. El encendido del pebetero olímpico no estuvo a cargo de un deportista famoso, sino de seis jóvenes que recibieron la antorcha y juntos encendieron un pebetero tan original como sugerente: consistía en un conjunto de “pétalos” de bronce que formaban una majestuosa flor. Cada pétalo representaba un país, y esa llama grandiosa era producto de la unión de cada uno. Un fuego que contenía la unidad de las naciones.
Tal vez sea sólo un pebetero, o quizás… haya sido una visión.
‘Ser mejores, juntos – Por el planeta y las personas’ (Be better, together – For the planet and the people)
Este es el lema propuesto por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, haciendo hincapié en el aspecto sustentable. Y es la clave de diseño y ejecución de todo en estos JJOO.
Las 5000 medallas olímpicas, por ejemplo, están realizadas con metales preciosos reciclados, provenientes de teléfonos móviles y dispositivos electrónicos en desuso, los podios olímpicos están realizados con desechos de envases de jabón recuperados, los uniformes olímpicos oficiales (para organizados y voluntarios) son de plástico de botellas deshechas, la mismísima antorcha olímpica está fabricada a base de desechos de aluminio de viviendas temporales (construidas luego del gran terremoto en Japón de 2011). Así como las camas son de cartón reciclado, los mobiliarios de la Villa Olímpica de fuentes sustentables, los vehículos son cero emisiones y la energía que moviliza todo es de fuentes renovables (solar, biomasa y energía hidroeléctrica). Todo para evitar un mayor impacto ambiental durante este gran evento internacional. Además, la cancelación de presencia de público y de tantos miembros de las delegaciones favoreció enormemente a la reducción de cantidad de emisiones provocadas (más que nada por los medios de transporte).
Sin embargo, eso no es todo. En última instancia, la huella de carbono provocada buscará ser recompensada a través de la plantación de árboles en el proyecto Bosque Olímpico. “El proyecto es una contribución a la iniciativa de la Gran Muralla Verde, que restaura los paisajes degradados de la región africana del Sahel. Supondrá la plantación de unos 355.000 árboles autóctonos en unas 90 aldeas de Malí y Senegal -anfitrión de los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026- y cubrirá una superficie combinada de unas 2.120 hectáreas”, según explican en el sitio oficial.
Así, el mundo se paraliza para presenciar los momentos eternos del deporte, pero también es testigo de que se puede cambiar la historia y que, a partir de aquí, no es posible volver atrás.
Las mujeres, rompiendo reglas para reformularlas
Un aspecto inesperado, pero en línea con los tiempos y la actualidad, es que las mujeres, en estos JJOO, están haciendo fuertes declaraciones silenciosas contra el sexismo.
Por ejemplo, las atletas alemanas de gimnasia se presentaron en las eliminatorias de Tokio con un traje largo hasta los tobillos, con el objetivo declarado de acabar con la «sexualización de la gimnasia». Y así será para todos los Juegos. No más leotardos cortados como bikinis, sino trajes largos y elásticos.
Ya el equipo femenino de balonmano de playa, durante los Campeonatos Europeos, había decidido no llevar bikinis sino pantalones cortos durante las competiciones. La Federación Internacional de Balonmano les obligó a pagar una multa de 150 euros a cada uno, por un total de 1500 euros. «Este no es el atuendo apropiado para jugar en la arena», había comentado el presidente de la Federación Noruega de Balonmano, Kåre Geir Lio, a NBC News. Pero el mundo también está hoy de su lado, si hasta la estrella del pop P!nk, se ha ofrecido a pagar la multa en su lugar.
I’m VERY proud of the Norwegian female beach handball team FOR PROTESTING THE VERY SEXIST RULES ABOUT THEIR “uniform”. The European handball federation SHOULD BE FINED FOR SEXISM. Good on ya, ladies. I’ll be happy to pay your fines for you. Keep it up.
— P!nk (@Pink) July 25, 2021
No se puede privar a las deportistas de la libertad de llevar un uniforme que no sea sexista y que les resulte más cómodo. Hoy, llevar un uniforme largo por creencias religiosas se respeta -o, al menos, se acepta por reglamento-, pero llevarlo por motivos diferentes se cuestiona. Si el equipo egipcio de voleibol de playa puede llevar con seguridad un uniforme diferente (por motivos religiosos), ¿por qué no pueden otras jugadoras de balonmano elegir un uniforme que les permita jugar más cómodamente?
Hay que tener el coraje de romper algunas reglas, para poder reescribirlas.
El deporte, un idioma universal
Para concluir, una última reflexión personal que conmueve a quien suscribe este artículo por ser una apasionada del deporte…
El deporte es, probablemente, el lenguaje más universal que existe en el mundo. Es quizás el único idioma en el cual culturas tan variadas y paradigmáticamente diferentes, se entienden tan bien. Y, si no, pensemos rápidamente en dos países “lejanos”, como China y Estados Unidos. Las costumbres, políticas y tradiciones de ambos países son diametralmente diferentes. Sin embargo, los códigos entre un deportista chino y uno de Estados Unidos, mientras están desempeñando su disciplina, son los mismos. Es más, es probable que, al momento de competir, incluso piensen cosas parecidas, actúen de modos similares y, sobre todo, y esto es un hecho, usen una misma técnica.
El deporte es así.
La tenista musulmana, Sania Mirza (India), y la hebrea Shahar Peer (Israel), probablemente vean el mundo desde ópticas distintas… sin embargo, cuando están en la cancha de tenis, hacen los mismos movimientos, cuentan los puntos bajo el mismo puntaje y aprenden los mismos golpes para pegarle a la misma pelotita. Y al final saben que deben saludarse respetuosamente, a veces, hasta lo hacen con gusto. De hecho, ellas son amigas, gracias al deporte…
Y todo esto lo entienden sin cuestionarlo porque, al final, la pelotita de tenis (y de cualquier deporte), es igual en todos lados.