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#PlanetPledge | Belfast: el Repair Café
Una historia de esperanza, de relaciones y de mangas arremangadas, para “arreglar” juntos lo que está dañado.
Estamos en Belfast, la capital de Irlanda del Norte.
Desde hace unos cuatro años, esta hermosa ciudad acoge una iniciativa que podríamos definir como ecológica y social y que se desarrolla exactamente de la misma manera en otras partes del mundo, estamos hablando del Repair Café.
Qué es y cuales son sus efectos, nos lo explica Chris McCartney, que lo fundó en Belfast: “Había tomado un descanso de mi trabajo -nos cuenta- porque tenía el deseo de hacer algo por mi comunidad local. Habiendo trabajado en temas globales por mucho tiempo, me sentía distante de las cosas con las que tenía un compromiso, y quería hacer algo que pudiera tocar, sentir y ver realmente. Así que lancé un mensaje en las redes sociales en el que preguntaba si alguien quería hablar de esta idea del Repair Café para crear uno aquí en Irlanda del Norte”.
Pero, ¿qué es un Repair café?
Literalmente “barra para reparaciones”, el Repair Café es un evento que se realiza regularmente, durante el cual, “los voluntarios se ponen a disposición de las personas que llevan sus objetos rotos para repararlos” -explica Chris- y mientras tanto pasamos una mañana agradable juntos. El tipo de cosas que la gente lleva normalmente son bicicletas, teléfonos, computadores portátiles, electrodomésticos de cocina, de costura, máquinas de jardinería, cosas así. Es decir, el Repair Café, crea un espacio en el que se puedan compartir las propias habilidades y ponerlas al servicio de la comunidad, y esto es mucho más que simplemente reparar objetos. Hay una atmosfera realmente especial cuando nos reunimos para resolver problemas, para ayudarnos recíprocamente, es edificante. Y las personas quedan fascinadas, y por esto ¡nuestro grupo crece y se fortalece cada vez más!”.
El Repair Café, de hecho, es una verdadera experiencia, ya sea para los voluntarios que reparan como para las personas que deciden invertir su propio tiempo en llevar un objeto para arreglar, en cambio de tirarlo. Las motivaciones de esta elección -nos dice Chris- pueden ser las más variadas, desde la preocupación por el cambio climático, al deseo de volver a ver arreglado un objeto al que se está afeccionados.
Como en el caso de una pareja de abuelos, que llegaron a la puerta del Repair Café por primera vez con muchas vacilaciones y dudas sobre la posibilidad real de reparar una vieja pista de carros que pertenecía a uno de sus hijos y que realmente les habría gustado regalar a los nietos. “Les pusimos a su disposición un par de nuestros reparadores -cuenta- que realmente fueron muy acogedores y los animaron. En el transcurso de aproximadamente una hora los vimos trabajar como un equipo, porque quien lleva el objeto para arreglar hace parte integrante del proceso de reparación. Y, mientras trabajaban, comenzaron a contar la historia de la pista de carros, y qué significaba para ellos. Una pareja que llegó con muchas reservas, y salió abrazando a los reparadores, personas que nunca antes habían visto en su vida, pero en el trascurso de ese tiempo con un propósito común y con ese proyecto en el que trabajaban juntos, encontraron un vínculo real”.
Este sentido de equipo y de compartir también hace que el enfoque de los grandes problemas del mundo sea más positivo y propositivo. Te sientes menos agobiado y menos indefenso precisamente porque confías en el hecho que juntos pueden mejorar tu metro cuadrado, para pasar al siguiente y luego al siguiente.
Y el metro cuadrado puede partir también de una simple tostadora: “Un día llegó al Repair Café un hombre que llevaba una tostadora. Había intentado repararlo el mismo, lo había desmontado y no había podido arreglarlo ni volver a poner las partes juntas. Nuestros reparadores se pusieron enseguida al trabajo, y a un cierto momento uno de ellos dijo que habría sido bueno tener un pedazo de pan para ver si funcionaba. Un voluntario escuchó esa frase y fue a buscar una rebanada de pan del almuerzo que habían preparado. Así nos pusimos todos alrededor de esta tostadora para ver qué sucedía, a medida que los segundos pasaban nos fuimos emocionando, y después de un minuto, ¡el pan salió completamente tostado y horneado! Estalló un aplauso, había una gran alegría. Y creo que sea un tipo de sensación que las personas buscan en este período, porque sientes los problemas del mundo y te puede parecer todo muy abrumador, no sabes por donde comenzar o qué puedes hacer, y aquí es algo inmediato, práctico, tangible, en donde puedes ver la diferencia”.
De hecho, el alma de Repair Café es, antes que nada, aun si no exclusivamente, un alma verde, que trata de difundir buenas prácticas de respeto al medio ambiente, a través de pequeñas elecciones en la vida diaria. Particularmente, el concepto que subyace se refiere precisamente a la economía circular, según la cual intentamos reducir al mínimo los residuos, manteniendo también los objetos en funcionamiento el mayor tiempo posible o, en cualquier caso, durante toda su vida útil efectiva.
Al respecto, Chris nos explica que “ha habido mucha publicidad sobre el reciclaje y sobre la conservación, pero algo que quizás no hayamos aprovechado al máximo es la oportunidad de reutilizar los recursos y reparar lo que ya tenemos. Porque cada vez que ajustamos algo evitamos todo aquel proceso de extracción de recursos que serviría para hacer algo nuevo para reemplazarlo y luego, también todo el transporte, la energía, las emisiones de carbono. Así que hay un enorme potencial en la reparación de objetos y cuando se hace algo como Repair Café se está ayudando a otras personas a hacer lo mismo. No es solamente una buena práctica que estás haciendo de manera individual, sino que realmente estás realizando una reacción en cadena, involucrando a personas que tal vez no habrían tenido la capacidad de reparar sus cosas autónomamente”.
Además, este enfoque, es también una respuesta realmente positiva a esa visión de futuro según la cual para enfrentar la emergencia climática tendremos que renunciar a muchas cosas en el futuro, como a tomar el avión para ir de vacaciones, por decir una cosa.
Chris nos dice que “en realidad con Repair Café, te das cuenta que todavía se pueden tener las cosas que nos gustan, porque podemos hacerlas funcionar, se pueden ajustar, y podemos hacer todo esto construyendo una comunidad de personas que se ayudan mutuamente a enfrentar estos problemas. Yo misma no era una así llamada reparadora -cuenta- pero el pasar tiempo en este proyecto ha cambiado por completo mi mentalidad y hoy puedo hacer más reparaciones yo misma. Creo que es un estilo de vida, y cuanto más lo haces, más motivado y apoyado te sientes, y se vuelve más fácil. Me di cuenta -continua- que aquello que pensaba que fuera un proyecto que trataba de arreglar las cosas y dar una contribución para enfrentar el cambio climático, en realidad se trata antes que todo, de las relaciones, de la comunidad y la unión de las personas.
Y este sentido de comunidad, de hecho, es uno de los efectos más importantes que el Repair Café ha traído a Belfast, a través de una densa conexión de participantes que han quedado fascinados por el proyecto o que, después de haber llevado un objeto para ser reparado, se transforman en reparadores, y no solo. De hecho, Chris nos explica que “hay muchas otras formas en que la gente puede contribuir y hacer que el Repair Café funcione. Se necesita mucha organización, por ejemplo, en el mostrador de recepción, donde se revisa el objeto, para ver lo que está dañado y luego asignarlo al reparador más adecuado. Algunos no tienen tiempo para participar activamente, pero traen comida casera para compartir después con quienes llegan. En otras palabras, alrededor de este proyecto la comunidad ha crecido, no es sólo la comunidad del Repair Café -cuenta- sino que es parte del tejido de la ciudad, conectada a muchas otras comunidades que se encuentran en el lugar que nos acoge. De hecho, algo que nos gusta hacer es mudarnos a diferentes partes de la ciudad y a diferentes lugares. En cambio, de quedarnos en el mismo sitio y ver a las mismas personas una y otra vez, queremos difundir la idea, la alegría y la oportunidad de participar”.
Y si esta alegría contagiosa los ha involucrado también a ustedes que leen tanto que quisieran ponerse en primera línea, Chris nos ha dejado con algunos consejos para abrir un Repair Café en nuestra ciudad, ¡porque de ninguna manera es una tarea imposible!
“Hay Repair Café en todo el mundo -dice. Y hay una organización que produce un paquete que ayuda a las personas a comenzar, lo puedes encontrar en este enlace https://repaircafe.org/en/ No teníamos experiencia, ni consejitos, ni financiación y creamos algo que se ha convertido en un punto fijo en nuestra ciudad, por lo que es posible hacerlo. Estamos trabajando en otras comunidades en Irlanda del Norte para abrir otras, y ¡hemos visto que funciona en los pequeños pueblos, funciona en el campo, funciona en las grandes ciudades! Lo que a menudo preocupa a quienes quieren comenzar es encontrar personas con habilidades prácticas de reparación, pero resulta que están ahí en nuestras comunidades, están ahí pero no son visibles. Quizás estén escondidos en sus trabajos, o estén jubilados, o sean personas que arreglan sus cosas en casa como pasatiempo. Estas habilidades están presentes en nuestras comunidades y, si simplemente se crea el espacio para que se reúnan, estarás en capacidad de crear un proyecto maravilloso que ofrece a las personas una forma realmente práctica para construir comunidad, para responder a las preocupaciones sobre la emergencia climática y para un estilo de vida sostenible. Aquí hay algo tangible que puedes hacer, que será divertido y edificante. Y sí… ¡Te animo a que pruebes!
Entonces, mucho ánimo a todos nosotros que, gracias a historias como esta, podemos encontrar la determinación de arremangarnos y empezar desde nuestro pequeño, desde nuestra casa a tomar decisiones sostenibles y constructivas, hacia el medio ambiente, hacia las comunidades, hacia nuestro futuro en esta tierra en la que estamos juntos, y que juntos debemos salvar.