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Volando sobre el mar para observar la Tierra | Giovanni Soldini: “Mi vuelta al mundo”

Un documental sobre deporte y ecología, a través de la experiencia de Giovanni Soldini: navegante desde hace más de 40 años. Una historia increíble sobre la relación entre el hombre y el mar, pero también una reflexión sobre la relación cada vez más delicada entre el ser humano y la naturaleza. Disponible en Prime Video.
Conector continuo, puente insumergible, inmensa llanura donde los muros no pueden sostenerse. El camino más antiguo hacia el otro: el mar es esto. Y quizá por eso hay gente que lo ama hasta el punto de vivir en él. Cruzándolo con un trozo de madera y una sábana. Quizás hiper-tecnológicos, como los veleros de hoy, pero, aun así, como siempre, utilizados para saborear el máximo de la libertad y la naturaleza. Observar el mundo como un espacio abierto e ininterrumpido.
Una de estas personas es Giovanni Soldini, que ha hecho del mar su hogar. Es uno de los navegantes modernos más famosos, un marino especializado en travesías oceánicas. A los 16 años cruzó el Atlántico y navegó dos veces alrededor del mundo en solitario.
Cuando le preguntan cuál es su profesión, responde «marinero». Porque está hecho de mar, el hombre del que Prime Video habla con el documental Giovanni Soldini: My World Tour.
Comenzamos de su último viaje alrededor del planeta, entre 2022 y 2024: 16 meses en el mar, más de 30.000 millas de agua con un trimarán Maserati, para abrazar el mundo desde el Mediterráneo hasta la potencia del Atlántico, desde el Caribe hasta la inmensidad del Pacífico, hasta la belleza del Océano Índico.
Muchos mares, un mundo, para una empresa deportiva, ecológica y humana. Viajar como descubrimiento, conocimiento y crecimiento: un dador de herramientas para afrontar la complejidad del mundo.
Hay una dimensión existencial, junto con una pasión por lo extremo, en la narración de Soldini al director Sydney Sibilia. Existe el desafío a los límites que impone la naturaleza, pero también el respeto por ella y mucha atención al cuidado del planeta.
El barco de Soldini recoge datos de los océanos más allá de las rutas comerciales: aporta elementos interesantes a la comunidad científica, para «entender qué está pasando y cómo funciona el sistema marino», explica, rebobinando su historia de marinero nacida en Milán a principios de los años 80.
Una ciudad con el mar lejos, pero con posibilidad de aprovechar oportunidades. Una se llamaba Franco Malingri: otro hombre para el mar y con responsabilidades para ofrecer a los jóvenes. Soldini lo tomó como algo personal y empezó a trasluchar.
Eran emociones y al recordar hoy aquel tiempo pasado, ve los arrecifes de coral con un aspecto completamente diferente. «Hemos perdido el 70% de ellos», admite durante su viaje desde La Spezia a Ciudad del Cabo, pasando por Los Ángeles, Malta, Canarias, Panamá, Puerto Rico y Hong Kong.
Para una larga historia de olas y viento, récords y recuerdos, llegadas y salidas. Rescates y pérdidas dolorosas. Amistades y encuentros, algunos de ellos para reflexionar sobre la relación entre el hombre y la naturaleza:
En Lanzarote, el profesor Ruiz -Universidad de Las Palmas- lleva 30 años estudiando el CO2 en el mar. Su «brillante idea» es capturar el sargazo, el alga del río Amazonas, para sacar CO2 y almacenarlo en el fondo del Atlántico.
Habla de los tristes récords que se rompen cada año en eventos extremos, del aumento de las temperaturas como un proceso similar a la historia de la rana en agua hirviendo: no se es consciente de que se está cocinando hasta que está cocida. «Esto es lo que le está pasando a la humanidad», explica Ruiz, de cara al océano: el principal sumidero de carbono de la biosfera. «¿Cómo podemos recogerlo, transformarlo y enterrarlo en el océano?»
El cambio climático también afecta a Puerto Rico y sus efectos están «estrechamente ligados a problemas sociales: la parte pobre de la población —observa Soldini— vive en la zona más baja de la isla y debe alejarse de las casas erosionadas por el aumento del nivel del mar. A menudo son ellos los que quedan aislados cuando un huracán azota la isla».
He aquí el tema de la ecología integral: a una crisis ambiental corresponde siempre una crisis social.
Incluso el profesor James MC Williams (Universidad de Los Ángeles) habla con Soldini sobre el cambio climático y del desorden global. No es optimista: o damos respuestas concretas, cambiando valores y reglas, o los problemas de hoy se agudizarán mañana. «Una buena solución es dejar de contaminar. O la acogemos o el sistema empieza a colapsar».
El mismo Soldini, en el azul continuo y magnífico del viaje, nos recuerda que sólo cuando la naturaleza nos sacude nos damos cuenta de que no podemos controlarlo todo. Recordemos, pues, que la verdadera «dimensión humana no es dominar, conquistar, explotar».
Confía en la esperanza de que el hombre posee inteligencia. «Tendremos que ver si quiere usarla o seguir haciendo estupideces».
Al final, después de otra imagen encantadora del hombre y la naturaleza en armonía momentánea, un pie de foto dice que Soldini conoció a 30 científicos que estudian el mar en este viaje y que en algunos lugares la situación está comprometida. Su barco envió datos sobre el CO2, la temperatura y la salinidad de la superficie del planeta. «Las condiciones en el Mediterráneo son las más críticas, lo que lo convierte en un foco de problemas que, si no intervenimos inmediatamente, surgirán en todos los mares del mundo».
Puede encontrar más información sobre la ruta de sostenibilidad en el sitio web www.aroundtheblu.org